TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

CHIPIONA Y LA MORDAZA DE LOS MOLINOS

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El parque eólico marino Las Cruces del Mar que se proyecta frente a la costa de Chipiona puede constituir una alternativa razonable frente a la nuclear de Garoña cuyo cierre se mantiene previsto para 2013; y si numerosos grupos ecologistas, la Universidad de Cádiz y otras entidades avalan el proyecto planteado por la empresa Magtel y que puede contar con todas las bendiciones administrativas, ¿por qué el Ayuntamiento se resiste a un debate abierto y sin mordazas con los conservacionistas locales, los empresarios del turismo y algunos pescadores que vienen denunciando un enrarecido clima de miedo y coacciones?

La plataforma Por un Horizonte sin Molinos ha tenido que editar por su cuenta y riesgo 5.000 ejemplares de un nuevo boletín informativo en papel prensa y a todo color, cuya portada incluye un boceto de lo que podría suponer el impacto visual de los aerogeneradores, desde las playas chipioneras que hoy por hoy constituyen una de las principales fuentes de ingresos de temporada en esta población. En sus páginas, la plataforma -que ha creado su propio logotipo y reparte pegatinas a falta de mejores medios de expresión-, pone en solfa las consecuencias que la base de cada torreta puede provocar sobre los fondos marinos y, en especial sobre la flora y la fauna, cuyo futuro también inquieta y no sólo a los pescadores. A favor de las energías renovables, sí, «pero no a costa de todo un pueblo».

Su portavoz Rafael Ruiz, del grupo ecologista Cans, afirma que se trata de «recoger todas las informaciones de organizaciones ecologistas, estudios, reglamentaciones internacionales y leyes que contravienen la colocación de aerogeneradores en el litoral y que no tienen cabida en los cauces de comunicación públicos, como la televisión municipal de Chipiona». Hasta ahora y como ocurre con la práctica habitual de numerosos canales municipales, a la plataforma se le ha negado un microespacio en la televisión local para dar a conocer sus peros al proyecto. Sin embargo, el alcalde Manuel García dispone de un programa semanal por el que han pasado todos los partidarios del parque eólico pero sin la presencia de sus detractores que ya el pasado verano lograron movilizar a cientos de vecinos y que siguen criticando el oscurantismo que rodea a la pretendida instalación de 300 aerogeneradores a unos 14 kilómetros de la costa. Se trata de un parque 'off-shore' de 1.000 megavatios -potencia similar a un reactor nuclear pero sin sus riesgos- y en torno a 2.500 millones de inversión. La Alcaldía quizá tema una confrontación partidista con el PP pero, ¿qué malo tiene plantear que el impacto visual de las aspas gigantescas no sólo puede matar pájaros, como suelen denunciar los objetores de las éolicas, sino también a hoteles, restaurantes, bares y demás servicios de esa otra gallina local de los huevos de oro que es el turismo?

Quienes no la tienen todas consigo respecto a este macroproyecto confían en las restricciones fijadas sobre dicho lugar, que aparece marcado como zona amarilla dentro del mapa elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino y el de Industria tras el estudio estratégico ambiental del litoral español que acota las zonas de instalación de parques eólicos marinos: ese color supone que debe someterse a a estudios previos completos antes de cualquier actuación. Máxime si se tiene en cuenta su cercanía a Doñana, en una de las principales rutas de las migraciones de aves.

A favor del parque, figuran organizaciones tan veteranas como Ecologistas en Acción y Agaden, que tampoco entienden, frente al bombardeo publicitario oficial, la falta de transparencia a la que se somete a la plataforma opositora. Otras ONG como Oceana del legendario Xavier Pastor también han aplaudido como antídoto frente a Garoña, este parque eólico marino cuya instalación ya fracasó en Cabo Trafalgar por falta de consenso social en una provincia saturada de voladores.

Entre los verdes, no sólo Cans dice que no a los molinos. También Eriphia. Y muchos habitantes de la Costa Noroeste, que conforman el núcleo de Por un horizonte sin molinos, mientras la publicidad oficialista lo mismo ha hablado de 800 que de 1.250 puestos de trabajo durante la fase de construcción o unos 400 (300 directos y 100 indirectos) durante la fase de explotación y mantenimiento. Claro que la primera plataforma en crearse fue la que fundó este proyecto y a la que habrá de unirse Siemens como principal proveedora. La UCA, el Ayuntamiento y Mario López Magdaleno, presidente del Grupo Magtel, firmaron meses atrás la constitución del grupo promotor del parque 'off-shore' Energía Las Cruces del Mar SL, que preside el alcalde chipionero. Los informes de la Universidad han sido favorables al proyecto, siempre y cuando se lleven a cabo algunas modificaciones que atenúen el impacto sobre la ecología marina, las pesquerías, la ictiofauna, la dinámica de poblaciones, las aves, la hidrodinámica marina y la navegación.

La primera autoridad municipal ha hablado incluso de referéndum. En aras de buscar una solución de consenso, no vendría mal que el parque se instalara aún más lejos. De hecho, sus promotores ya barajaron la distancia de 37 a 55 kilómetros de la costa, frente a los 8 kilómetros mínimos que fija la legislación. Así quizá no veríamos en Chipiona el mismo paisaje, ciertamente pintoresco, que hoy preside la costa noruega, con otro parque eólico off-shore que, según sesudos estudios apenas implica muertes de aves entre sus turbinas, pero que no deja de ser un paisaje demasiado exótico para los habituales gustos de los bañistas.