MUNDO

Más retos para los pasajeros

WASHINGTON. Actualizado: Guardar
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A pesar del enorme gasto de EE UU en programas de inteligencia y contraterrorismo, sofisticados escáneres en los aeropuertos y elaboradas listas de posibles atacantes, al final, fue algo mucho más simple que todo eso lo evitó el desastre en el vuelo 253 a Detroit el pasado día de Navidad: la capacidad de alerta y el coraje de los pasajeros y tripulación.

La historia guarda un gran parecido con la de otro intento de ataque fallido poco antes la Navidad de 2001. Entonces, con las cenizas de las Torres Gemelas todavía humeantes, otro solitario pasajero, Richard Reid, adscrito a la red Al Qaeda, trató de detonar una pequeña cantidad de explosivo oculta en la suela de su zapato en un vuelo transatlántico. De nuevo, la valentía de un puñado de pasajeros evitó que el vuelo de American Airlines cargado de pasajeros de Paris a Miami estallara en medio del Atlántico.

Desde que los organizados terroristas de Al Qaeda lograron introducir pequeños 'cutters' en las aeronaves que luego estrellaron contra el Pentágono y las Torres Gemelas, las medidas de seguridad se han multiplicado. Cada intento de atentado ha supuesto una nueva vuelta de tuerca a la seguridad. Las secuelas de la acción de 'Shoe bomber' trajo consigo un control exhaustivo de ordenadores y zapatos. Y tras el intento del joven nigeriano en Detroit es de preveer que los líquidos, ya bastante racionados, van a ser escrutados hasta el límite de lo imposible.