La zona rural de Jerez se anegó ayer por la crecida del río Guadalete
Actualizado: GuardarLos pantanos de Bornos y de Hurones desembalsaban ayer agua a razón de 200 metros cúbicos por segundo, y a medida que las presas se aliviaban la angustia crecía entre los habitantes del Jerez rural que veían como con el paso de las horas crecía el nivel del cauce del río Guadalete, a cuya ribera se ubican estas poblaciones.
Y es que aunque el temporal empezó ayer a remitir en la provincia de Cádiz y la alerta naranja se desactivó a las 12 del mediodía, el riesgo para las pedanías y barriadas rurales se agravó ayer hasta el punto de que al cierre de la edición zonas como La Greduela, La Ina, Las Pachecas, La Corta, El Portalillo y El Portal ya se habían visto afectadas por el desbordamiento del río.
«Al menos ha dejado de llover y sólo estamos a expensas de lo que pase con el río». Ése era el único consuelo ayer para Mónica Castellet, delegada de Alcaldía de La Ina, que narraba ayer a primera hora de la tarde cómo el nivel del agua iba subiendo a lo largo del día y explicaba que «ya no se ven las carreteras, ni las tierras de labranza; las casas están situadas en medio de una gran laguna».
Lo mismo les ocurría a los vecinos de El Portal, a los que los servicios de Protección Civil y Bomberos les avisaron por la mañana –como al resto de los habitantes del Jerez rural– del peligro de desbordamiento del río por el desembalse masivo decretado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para aliviar los pantanos de la cuenca, y que les aconsejaron que empezaran a tomar medidas para salvar sus pertenencias y, sobre todo, para desalojar sus casas en cuanto empezaron a notar un crecimiento del volumen del agua.
Por eso, durante toda la mañana los habitantes de esa barriada rural se esforzaron por poner en alto los muebles y no dejar al alcance del agua nada de valor. Del mismo modo, los dueños de las casas construidas a niveles más bajos o más cercanas a la ribera del Guadalete salieron para refugiarse en las casas de familiares o amigos, ya que en sus viviendas no iban a estar seguros con el paso de las horas y la crecida del caudal del río.
En un intento de proteger sus hogares de la acometida del agua, los vecinos de las poblaciones rurales volvieron a echar mano de los recursos de siempre. Así, colocaron pequeños muros de ladrillo delante de las puertas que de nada sirvieron cuando el caudal hizo acto de presencia.
El agua tarda en llegar unas 12 horas desde que se desembalsa hasta que alcanza al Jerez rural. Ése es el cálculo que hicieron desde Protección Civil y los Bomberos, que ya tenían como ejemplo de lo que el río iba a provocar a su paso las inundaciones y los desalojos que se habían llevado a cabo en la Sierra por la mañana, especialmente en la localidad de Arcos.
Y con una puntualidad asombrosa el agua llegó justo cuando habían predicho los servicios de emergencia. En Las Pachecas empezó a entrar en las casas más bajas alrededor de las 18 horas, como destacó una de las vecinas de esa población, Antonia Romo, que informó de que «hemos sacado los muebles de las viviendas afectadas y lo hemos metido todo en el centro social».
Antonia recalcaba que «el nivel del agua está subiendo a una velocidad enorme», lo mismo que destacaba ayer otra vecina de El Portal, Isabel García, que a primera hora de la tarde aún mantenía la calma, pero que por la noche ya casi la había perdido mientras el río se asomaba a la puerta de las casas.
Pese a todo, y resignados ante la llegada del agua, los vecinos fueron coordinándose para ayudar a los que se veían acechados por el Guadalete. Así lo destacó la propia delegada de Medio Rural, María del Carmen Martínez, que ayer recorrió toda la zona y puso a disposición las dependencias municipales para evacuar a personas y enseres.
Martínez confirmó que el paso de las horas agravaba aún más la situación de pedanías y barriadas, y fijó en las 11 de la noche «la hora crítica a partir de la que las inundaciones pueden hacerse generalizadas, sobre todo porque se sigue desembalsando agua en los pantanos».
Evacuando sin luz
Y si la noche ya se presentaba caliente, la situación aún se agravó más con el apagón de luz que afectó a toda la provincia y que en Jerez se alargó durante varias horas con cortes intermitentes. Por poner un ejemplo, en Las Pachecas tuvieron que continuar con los desalojos a oscuras, con linternas y los faros de los coches encendidos.
Eso sí, los primeros jerezanos que tuvieron que lidiar con cortes de luz fueron los de la población de El Mojo, que se quedaron sin suministro eléctrico la mañana del día 24 y no la recuperaron hasta ayer por la mañana. Las más de 80 viviendas de esa barriada se vieron afectadas por esta avería que se solucionó ayer con la intervención de la Unidad Militar de Emergencias. Claro que, «la Nochebuena la celebramos con velas y bocadillos», apuntaron los vecinos.