El Rey pone deberes a Gobierno y oposición
Don Juan Carlos señaló en su discurso que «la solución a la crisis exige trabajar juntos en la misma dirección» Llama a olvidar «diferencias ideológicas» y a «sumar voluntades»
MADRID.Actualizado:El Rey hizo esta Nochebuena un discurso de hondo calado político en el que, desde el respeto institucional, puso deberes para 2010 tanto al PSOE como al PP y, en un escalón inferior, al resto de partidos y a los agentes sociales. A los grandes partidos les recomendó justo lo que más echan en falta los españoles en los políticos, según la última encuesta del CIS, que "apliquen mucho sentido de Estado, tanto a la hora de gobernar como a la de hacer oposición".
Don Juan Carlos, desde la primera frase, advirtió que no sólo quería hablar de "sentimientos" sino también de "ideas", señaló que los grandes problemas de España son los derivados de los desafíos de la globalización y de la crisis económica -que ha hecho que "el desempleo sea la principal preocupación de las familias"-, y llegó a la conclusión de que unos y otros sólo tendrán solución desde "la fuerza de la unidad, del diálogo y el compromiso".
Su Majestad, sin hacer referencia explícita a la ausencia de colaboración entre Gobierno y oposición, sí que llamó a "servir al interés general" y olvidar "diferencias ideológicas" para afrontar "juntos" este año "tres tareas fundamentales" como son: "redoblar esfuerzos" y "lograr acuerdos" para que España "cuanto antes vuelva a crecer y crear empleo"; "sumar voluntades" y sellar consensos "en torno a los grandes temas de Estado" tanto de política nacional como internacional; y "superar tensiones y divisiones" sobre los principios y consensos mayoritarios de la sociedad que "inspiran nuestra Constitución".
Colaboración y pacto fueron los conceptos que condensaron el discurso desde el inicio a la recapitulación. "Sabemos cuál es el camino a seguir", afirmó el Rey antes de asegurar que durante la democracia los problemas más grandes se han resuelto cuando han confluido "la voluntad de acuerdo y el liderazgo responsable de nuestros dirigentes políticos, económicos y sociales".
En su opinión, son tiempos que reclaman "tesón y fortaleza" y "esa mayor fortaleza requiere del más amplio entendimiento y solidaridad entre los españoles, entre todas y cada una de nuestras comunidades españolas", en clara referencia al último gran desencuentro PSOE-PP, el fracaso de la Conferencia de Presidentes. "No nos podemos permitir que las legítimas diferencias ideológicas resten energías al logro de los consensos que piden nuestros ciudadanos", se lamentó.
Don Juan Carlos recordó a todos que "el porvenir al que aspiramos no llegará solo" y que "sólo con empeño y determinación se puede ganar la batalla contra la crisis y conseguir cuantos objetivos nos fijemos", por lo que recomendó que "sigamos trabajando para que prime la fraternidad sobre las desavenencias, la confianza sobre el recelo, el bien colectivo sobre los egoísmos particulares, y para que la honradez sea regla inexcusable de conducta". La última frase fue posiblemente la única referencia del discurso al necesario destierro de la corrupción, en un año marcado por operaciones 'Gürtel' y 'Pretoria'.
El Rey no tiene dudas: "Volver a crecer es el reto más apremiante para poner fin al desempleo". En su opinión, pese a todo lo hecho en la lucha contra la recesión económica "queda mucho por hacer" y "la solución de la crisis exige (a todos) trabajar juntos en la misma dirección". "Es pues necesario -añadió- seguir adoptando medidas, lograr acuerdos entre nuestras fuerzas políticas económicas y sociales que permitan, por un lado, asegurar la mayor solidaridad y, por otro, acometer las reformas precisas".
Tampoco se escondió a la hora de describir alguna de las reformas sobre las que no se ponen de acuerdo los políticos. "Urge sellar un gran acuerdo nacional en materia de educación e incentivar aún más la innovación", indicó, al tiempo que dijo que el nuevo modelo económico debe ser "sostenible" y enfocado a aumentar la "productividad y competitividad", todo ello sin olvidar que la salida a la crisis debe "garantizar la más alta protección social a quienes la padecen" y "apoyar e ilusionar" a los jóvenes.
Don Juan Carlos animó a todos a respetar el "amplio abanico de derechos y libertades" que garantiza la Constitución, que es la ley que al tiempo conforma a España como "una gran nación" y "fundamenta una avanzada articulación de nuestra rica diversidad territorial", algo "consustancial al mismo ser de España". En alusión a la controversia sobre el modelo de Estado desatada por el recurso del 'Estatut', pidió sin nombrarlo respeto para el Tribunal Constitucional, una institución "clave" para "la estabilidad y convivencia democráticas y el buen funcionamiento del conjunto de España". Llamó a preservar la "independencia" del tribunal "en aras de la confianza que los ciudadanos tienen depositada" en la institución y para el "mejor y más justo ejercicio de sus responsabilidades".
El discurso del Rey también tuvo palabras y apoyos para las víctimas del terrorismo, para los tres cooperantes secuestrados en Mauritania -de los que exigió la liberación-, y para las tropas españolas repartidas por el mundo en misiones de paz. Describió como una "prioridad irrenunciable" acabar con el terrorismo -el local y el 'yihadista'- y con los asaltos de los piratas somalíes a los pesqueros españoles.