Sociedad

El padre sin hijos

Desde la Antigüedad se conocen estructuras de parentesco de enorme complejidad

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Si alguien piensa que las familias de ahora son muy complicadas, está equivocado. Hay sistemas familiares que se conocen desde la Antigüedad o que pertenecen a sociedades preindustriales que tienen establecidas unas relaciones complejísimas. Tanto que nos sería casi imposible integrarnos en ellas. Vean los ejemplos que siguen:

Las mujeres nayar, en la India, contraen al menos dos matrimonios. El primero es un matrimonio ritual que se celebra antes de que tengan la regla. Todas las niñas de esa edad se casan con muchachitos de su subcasta en el transcurso de una fiesta en la que ellos les regalan un colgante o un broche (el talí que da nombre al ritual). Después, las jóvenes parejas se retiran a unas cabañas en la periferia del poblado. Allí mantienen sus primeras relaciones sexuales. Al cabo de unos días, los matrimonios se rompen. Las muchachas (como los chicos) contraerán matrimonio posterior y tendrán hijos, pero los padres biológicos no gozarán de autoridad sobre ellos. De hecho, apenas habrá trato alguno entre padres e hijos biológicos. A quien realmente deben respeto los niños es al primer marido de su madre (el marido ritual) y le llorarán cuando muera. En cambio, no mostrarán dolor cuando fallezca su padre biológico.

Entre los nuer africanos, el matrimonio se considera efectivo verdaderamente sólo después del nacimiento del primer hijo. A partir del segundo, el divorcio tiene unas características diferentes que si se hubiera producido antes y toda la descendencia de una mujer será del linaje de su primer marido, aunque éste no sea el padre.

Los varones casados de los indios navajos viven normalmente con sus madres, y hay sociedades en las que al hermano de la madre se le llama 'madre macho' y a la hermana del padre, 'padre hembra'. Hay sociedades en las que los parientes por la línea paterna tienen distinto nombre (y se establece con ellos distinta relación) que los de la línea materna. Es decir, un primo por parte de padre tiene una relevancia distinta que uno por parte de madre. Y ni siquiera a ambos se les llama con la misma palabra (primo).

Las relaciones con los padres no siempre son de confianza. Hay sociedades africanas en las que los hijos no pueden usar cosas de los padres, como un abrigo, sus armas o una pipa. Y, sin embargo, cualquier otro pariente e incluso un amigo podrían utilizarlas. Y hay pueblos en los que no es que la relación entre un varón y su suegra sea mala. Es que es inexistente por imperativo social, hasta el punto de que los varones pueden tener prohibido incluso verla o utilizar en su lenguaje palabras que tengan las sílabas que componen su nombre. Eso sí, pueden hacerle regalos a través de terceras personas, para mostrarles su respeto.

Costumbres que en Occidente al menos llamarían la atención. Claro que no hay que irse al corazón de África o de Asia para hallar extrañas relaciones familiares. En Escocia, los miembros de sus clanes piensan siempre en términos de parentesco, aunque su relación familiar se pierda siglos atrás. Por eso, quienes tienen una edad similar se llaman entre ellos hermanos, denominan hijos a quienes tienen 20 ó 30 años menos y padres a la generación anterior. A ver cómo organizan todos ellos una cena familiar.