HOY, EL AGUINALDO
Actualizado:De los cinco años que vengo colaborando en LA VOZ, los jueves, ésta es la primera vez que mi Parcelita se publica en una fecha tan señalada como ésta, el día de la Nochebuena. La Nochebuena, con mayúscula, es sin duda, uno de los momentos más entrañables. A las doce de la noche, cuando rememoramos el alumbramiento del Niño Dios en Belén se crea un clima difícil de igualar. En mi familia, desde siempre, nos reunimos todos delante del Portal y después de colocar al niño en el pesebre, entonamos el rezo de una Salve para recordar, con alegría y emoción, a todos los que ya no están o a aquellos que por diferentes motivos no han podido reunirse con nosotros. A veces no se valora en su justo precio a todas aquellas personas que, en un día como este no pueden reunirse con los suyos. Ahora que por segunda vez voy a tener que celebrar la Nochebuena sin mis hijas. Una, por estar esta noche de guardia en su hospital en Sevilla, y la otra, por tener que hacer lo mismo mañana día 25 en Manacor, han tenido que faltar a esta entrañable cita. Celebraremos, y digo bien, celebraremos la Nochebuena como siempre, con el nido vacío, pero como siempre. Cenaremos con la mesa de las celebraciones, elegantemente vestidos como corresponde a la ocasión y brindaremos con lo mejor que tengamos. Luego, como cada año mi madre iniciará la Salve. Nuestras mentes, durante esos momentos de recogimiento, volarán al lado de ellas, les desearemos lo mejor, y que con su sacrificio profesional resuelvan lo que les depare su trabajo. Cuando vengan a casa encontrarán, al lado del portal, el sobre con el aguinaldo que también, siguiendo la tradición en recuerdo de lo que hacía mi padre cada año, les habrá traído el Niño Jesús. Feliz Navidad a todos.