Güiza, el líder

Sobre la figura de Dani Güiza siempre han circulado numerosos rumores, noticias y sambenitos que le tachan como jugador genial y conflictivo, un ejemplo de talento incomprendido al que siempre le ha costado adaptarse a las circunstancias que le ha tocado vivir pero que casi siempre ha salido victorioso de las mismas.

Cuando Luis Aragonés le reclamó para emprender la aventura turca en el Fenerbahce muchos fueron los que pensaron que sería el principio del fin de su carrera, que se iba fuera de España porque aquí nadie le quería por su fama de juerguista, pero él se ha encargado de demostrar sobre el césped que todos estos prejuicios eran infundados.

Bien es cierto que a Dani le costó adaptarse a la caótica vida de Estambul, que cayó en ocasiones en la tentación de la noche e incluso que el ‘abuelo’ le relevó a la suplencia en algunas ocasiones porque no daba el nivel que esperaba de él, pero siempre, absolutamente siempre ha sacado la cabeza para seguir respirando y hacer lo que mejor sabe hacer desde bien pequeño: marcar goles.

Este verano, con Aragonés ya en el paro y el alemán Christoph Daum dándole mucha caña, a Güiza le incrementó el grado de morriña e intentó forzar su salida para regresar a la Liga. El Atlético de Madrid le esperaba con los brazos abiertos si salían Forlán o Agüero. Ni uno ni otro se alejaron del Manzanares y el jerezano se quedó compuesto y sin equipo en España. Apareció el Lyon, pero la oferta francesa no era tan tentadora como para declararse en rebeldía y salir escopetado de Turquía dejando una ristra de aficionados enfurecidos y un tachón en su curriculum.

¿Cuál podía ser la mejor medicina para acabar con la nostalgia? Pensar en positivo y completar una gran temporada que culmine con la llamada de Del Bosque para disputar el Mundial. Y bien que lo está haciendo. Hasta el momento es el pichichi de su equipo, con siete goles, muchos de ellos decisivos, como el de este último fin de semana ante el Trabzonspor, que sirvió para mantener a su equipo en el liderato.