En un universo paralelo
La Bien Querida, con sus canciones de amor y sus faldas de volantes, triunfa en las listas especializadas de lo mejor del año. «Mis amigas escuchan a Shakira y lo mío les hace mucha gracia», admite
Actualizado: Guardar«Yo he llegado en un momento de crisis, así que no puedo ni imaginarme lo que es vender muchos discos. Supongo que Alejandro Sanz estará puteadísimo, pero, para mí, esta situación es la normalidad».
«Tengo familia en México y mi madre empezó a traerme faldas mexicanas. Luego empecé a diseñarlas. Es muy cómodo para salir al escenario: no tienes que pensar qué te vas a poner, si te sienta bien el vaquero o no». «Los Planetas (en la foto) me parecen un ejemplo: han trascendido más, han llegado a mucha gente y llenan recintos de 5.000 personas, pero mantienen su estilo. Canto en dos temas de su próximo disco».
La música española está dividida por un muro casi insalvable. A un lado quedan los artistas comerciales que triunfan, que salen por la tele, que firman manifiestos antipiratería. Al otro, se extiende eso que se ha dado en llamar el mundillo 'alternativo', donde el mayor premio suele consistir en un puñado de buenas críticas y unos fans pasionales pero escasos. Ana Fernández-Villaverde, de nombre artístico La Bien Querida, ha sido una auténtica revelación en esa parte del mercado, con un álbum de debut, 'Romancero', que encabeza muchas listas especializadas de lo mejor del año. Pero, al otro lado del muro, te miran con caras muy raras cuando hablas de ella.
«El mundo es así. Mis amigas escuchan a Shakira y, si les menciono grupos como Tarántula o Manos de Topo, no tienen ni idea de lo que digo. Lo mío les hace mucha gracia -comenta la artista bilbaína, que reside a caballo entre Madrid y Barcelona-. Ayer me decía una: 'Igual te pasa como a la chica de La Quinta Estación, que triunfó en México'». ¿Y eso sería bueno? «Sí y no. Así estás protegida, tienes a tus fans, eres mucho dentro de una minoría. Hombre, sí me gustaría llegar a más gente, pero sin renunciar a lo que me gusta».
La metáfora fácil
Lo curioso de La Bien Querida es que sus composiciones podrían agradar prácticamente a cualquiera, con sus melodías fáciles de cantar y sus letras diáfanas que hablan de amores y desamores, de ilusiones y reveses sentimentales. «En la música española se abusa mucho de la metáfora porque es más fácil. Lo complicado es hacer una letra sencilla. En este disco he intentado hacer canciones sin vueltas y, si a veces he pecado de algo, ha sido de cursilería. El 90% de los grupos habla de amor, pero yéndose por las ramas. Lo mío es muy directo, me salió así. Digo en las canciones cosas que no diría en la vida real: es como un trabajo psicológico, me quedo tranquilísima, a gusto. No tienen nada de ficción».
Aunque Ana es hija de un guitarrista, su vocación original fue la pintura. Escuchaba mucha música -The Cure, Pavement, Sonic Youth, Franco Battiato...-, pero jamás le había dado por interpretarla hasta hace cinco años, cuando, en un arrebato, se bajó de Internet los esquemas básicos para tocar acordes con una guitarra. Amigos como J, el cantante de la banda granadina Los Planetas, la animaron a componer, y su primera maqueta la convirtió súbitamente en una artista de culto: «Los conciertos me asustaban mucho. El disco gustó y mis primeras actuaciones fueron en festivales como Primavera Sound, Benicàssim... Algo muy fuerte para mí. Al principio tomaba lexatines. Ahora ya no, ahora me encanta: por muy preparado que lo lleves con el grupo, cada concierto es diferente. Es lo mejor de todo esto».
Ya tiene escrito su segundo álbum, para el que anuncia letras «menos transparentes». ¿Qué lee La Bien Querida? «Machado, Dostoievski, grecolatinos como Plinio o Lucrecio... Pero lo que de verdad me obsesiona ahora es la astrofísica. Somos nada, una mota de polvo en una de las infinitas galaxias. No tenemos que darnos importancia, no somos nadie». Ana, normalmente parca en palabras, se lanza a hablar sin freno sobre la teoría de cuerdas, las once dimensiones, Carl Sagan y la probabilidad de vida extraterrestre. Y David, su pareja sentimental y artística, aparece justo entonces con una bolsa de libros como 'Muchos mundos en uno' o 'El cosmos al alcance de la mano': «Hay infinitos universos -dice-. En este momento estamos en infinitos sitios más». Y quizá sea verdad: ya saben que aquí mismo, al otro lado del muro invisible, hay un universo paralelo donde La Bien Querida es una nueva estrella.