Renuncias en el último momento
Actualizado: GuardarLo que está pasando con el obispo de San Sebastián ha ocurrido muchas veces a lo largo de la historia de la Iglesia. Pero, una vez tomada la decisión desde la Santa Sede, es rarísmo que se eche para atrás. No obstante, ha habido casos en que la confrontación era tal que al final el propio candidato renunciaba. Ha ocurrido recientemente en varios lugares. El caso más sonado fue, en febrero, el del Linz, en Austria, donde el nuevo obispo auxiliar, Gerhard Wagner, dimitió ante la repulsa general por algunas declaraciones. Por ejemplo, tras el huracán Katrina, que arrasó Nueva Orleans en 2005, dijo que podía tratarse de una obra divina, pues había destruido «cinco clínicas abortistas y prostíbulos».
Peor fue en 2007 lo del arzobispo de Varsovia, Stanislaw Wielgus, que fue acusado por la prensa de haber sido espía para el régimen comunista. Confesó que era cierto y la víspera de la ceremonia renunció, tras fuertes presiones de la Santa Sede. En las últimas décadas ha sido célebre la batalla entre el Vaticano y la diócesis suiza de Coira, donde el cabildo de la catedral tiene el privilegio de proponer la terna de candidatos. Juan Pablo II impuso en 1990 a su amigo Wolfgang Haas, conservador, autoritario y enemigo de novedades. Con enorme oposición popular y tras siete años de tensión, Wojtyla llegó a inventarse la diócesis de Vaduz, en Liechtenstein, para trasladarle. Pero, tras una década de paréntesis con Amédée Grab, moderado, el Vaticano volvió a la carga en 2007 con Vitus Huonder, pupilo de Haas. Y se volvió a armar, hasta hoy.