PINCHITO MORUNO

El obrero más cualificado

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La amenaza del cierre de los Astilleros de Cádiz, un momento histórico del siglo XX en la Bahía, tuvo dos figuras claves, dos personas que trabajaron por detrás para que todo fuera lo menos doloroso posible y que consiguieron, gracias al respaldo de la sociedad, que al menos sólo se cerrara una puerta que, afortunadamente, continúa abierta todavía. Uno de ellos fue Alfonso Perales y el otro, el que evitó que Cádiz ardiera mucho más de lo que ardió, nos dejó ayer, Jesús Gargallo.

Jesús Gargallo era una de las personas que mejor conocía los Astilleros de Cádiz. Conocía su historia porque la estudió a fondo cuando se cumplió, creo, el centenario de la factoría. Conocía sus cuentas, conocía a sus directivos. Se sabía todos los detalles de los proyectos y, sobre todo, sabía todos los defectos y las virtudes de su plantilla. Siempre acudía a las entrevistas documentado, con números, con datos. La verdad es que lo ponía fácil a los periodistas.

Una de las cosas de la que me siento más orgulloso de mi pequeña historia de periodista es de cómo viví, junto a mi amiga y maestra Carmen Morillo, aquella bronca de los Astilleros. Mi padre ha sido obrero de la factoría de Matagorda y para mí todo lo que tenía que ver con esa empresa pues me causa el cosquilleo ese que nos dan las cosas que queremos.

Fueron días intensos y hablaba con Jesús practicamente a diario. Una de sus preocupaciones era que la situación no se desbordara en la calle y siempre trataba de evitar los incidentes. Era de hablar, más que de liarla. Sus compañeros le tenían verdadera veneración en la factoría y es que fue presidente del comité de empresa tela de años.

Jesús es de esas personas que ha hecho ciudad. En aquellos momentos en que era fácil dejarse llevar por el ambiente caldeado siempre era más partidario de quemar el último cartucho encima de una mesa de negociaciones que en la calle. Luego, su papel decisivo en el conflicto y su imagen más que real de hombre bueno en aquel problema, le llevaría a ser candidato a la alcaldía por Izquierda Unidad y concejal por aquella formación.

Fue un político atípico y siempre, aunque parezca un tópico lo que voy a decir, le importó más la ciudad que los intereses de su partido. Lo dejó. Yo creo que no se sentía bien en ese papel. Le gustaba llevarse bien con todo el mundo y en la política eso es muy complicado.

Muchas veces estas personas, las que hacen ciudad, las que se preocupan por el beneficio de todos , de verdad, pasan desapercibidas. Hoy, que eso de los valores está tan desacreditado y que el único valor en alza es el todo vale, la figura de Jesús me parece aún más grande, porque para el todo no valía. Para la familia y los amigos del obrero más cualificado de Astilleros, un abrazo de los gordos.