Desmesura parlamentaria
Actualizado:La toma en consideración de la iniciativa popular para prohibir la fiesta de los toros en Cataluña llevó ayer a su Parlamento a una excepcional situación, en la que los diputados de CiU y del PSC pudieron optar por lo que personalmente pensaban sin seguir consigna alguna de sus respectivas formaciones. Por desagradable que sea el espectáculo taurino para personas que ven en él un cruel y trasnochado ceremonial de hierro y sangre, no hay razones objetivas que conduzcan a borrar la fiesta de la programación de las ferias y períodos vacacionales ni en territorio catalán ni en ninguna otra parte de España. Pero tampoco tiene sentido sublimar el culto a la fiesta de los toros como si se tratase de un esencial rasgo en el que se reconocerían todos los españoles. Sobran los fundamentalistas de cada lado y están faltando la sensatez y la solvencia institucionales que, sin rehuir en ningún momento el debate suscitado, procuren la coexistencia entre la fiesta y sus detractores. Pero lo que resulta más descorazonador de lo ocurrido en el Parlamento catalán es que los partidos hayan dado cauce a la libertad personal de cada diputado en este tema, cuando nunca lo han permitido en otros que concitan más conflictos de intereses o apelan a la conciencia de los representantes públicos.