México vigila el cadáver de Beltrán Leyva para que no sea robado
Actualizado: GuardarMarco Arturo Beltrán Leyva, el ' Jefe de jefes', tuvo tanta o más custodia policial muerto que vivo. Unos 500 soldados del Ejército mexicano y de la Armada custodiaron al capo del narco durante horas en el apartamento de la lujosa urbanización de la ciudad de Cuernavaca donde fue abatido y después en las instalaciones del Servicio Médico Forense de Morelos (Semefo) por el temor a que sicarios de la organización que dirigió con mano de hierro intentaran rescatar sus restos.
No sería la primera vez que los sobrevivientes de una banda intentan recuperar a sus muertos. Su objetivo es crear dudas sobre sus identidades y enterrarlos donde las autoridades no puedan seguirles el rastro, de forma que así puedan ser velados por la familia sin temor a nuevas capturas.
Por todo ello, y también para evitar una posible venganza, medio millar de uniformados vigilaban con tanquetas artilladas la sede de la Procuraduría General de Justicia de Morelos y el Semefo, donde ayer reposaban los cadáveres de quien fue considerado como uno de los tres 'barones' del narcotráfico del país norteamericano y los cuatro lugartenientes que cayeron con él en el enfrentamiento con los cuerpos de seguridad del Estado.
La noche del miércoles emprendieron juntos, a golpe de granadas y balas, su último y violento viaje al más allá. Al mediodía de ayer, sólo la familia de uno de los narcos muertos reclamó el cuerpo.
Las autoridades tampoco tienen prisa por entregarlos. Según fuentes oficiales, los forenses realizaron la autopsia y tomaron muestras de ADN de 'el Barbas', para compararlas con su hermano Alfredo Beltrán Leyva.