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La sobrina del fallecido no pudo ocultar su dolor ante una fotografía de su tío. :: ESTEBAN
Jerez

«Avisamos de que se iba a morir»

Los restos mortales no serán enviados a España hasta el 28 de diciembre, aunque la hermana del jerezano intentará adelantarlo La familia de Martín de Porres muestra su rabia ante un fallecimiento anunciado

A. DOÑA
JEREZ.Actualizado:

Los peores augurios se cumplieron y Martín de Porres Fernández falleció el pasado jueves en Perú sin haber podido conseguir su pasaporte de vuelta a casa. Como ya publicara LA VOZ, el jerezano murió en el hospital limeño en el que estaba ingresado a primera hora de la tarde, como consecuencia de un cáncer que resultó letal. Martín perdió la vida sin haber sido juzgado y, lo que es peor, sin haber logrado ese ansiado indulto que suponía el retorno a su país de origen.

Un día después del fatal desenlace, su sobrina Isabel (cuya madre, Loles, no se ha separado del enfermo en el último mes) contaba compungida cómo había recibido la noticia su familia. «Estaba sedado y muy mal, nosotros veíamos que no iba a aguantar y avisamos varias veces de que se iba a morir. Nos lo estábamos oliendo aunque claro, siempre confías en que haya una esperanza y al final no pase».

Aunque todos sus parientes han acogido su muerte con consternación, la que peor se ha tomado lo sucedido ha sido Loles, que retrasó hace unos días su billete de vuelta a España dado el empeoramiento de su hermano. «Mi madre lo afronta como puede -relató Isabel-, pero la verdad es que es muy duro porque allí está completamente sola».

Problemas de repatriación

No obstante, la jerezana no piensa abandonar la capital andina hasta que pueda traerse con ella el cadáver de Martín. Dadas las complicaciones burocráticas, las autoridades le han advertido de que no podrá regresar hasta el próximo 28 de diciembre, algo que para la familia supone toda una eternidad.

Por ello, esperan poder agilizar los trámites y que el viaje se lleve a cabo la semana próxima y el fallecido pueda ya descansar en paz. Una vez que el cuerpo aterrice en Jerez, serán sus hermanos los encargados de decidir qué hacer con los restos. Isabel, por su parte, tampoco pudo disimular la rabia ante el hecho de que, si tal vez no se podría haber evitado la muerte, sí que al menos su tío podía haber fallecido en casa, rodeado de los suyos.

«Siento mucha impotencia por lo ocurrido -confesó-. De todas formas, echar las cosas en cara ya no sirve de nada, porque ya todo está perdido». Así, todo apunta a que la familia optará por guardar el luto en la intimidad y preferirá no pedir explicaciones o exigir responsabilidades por lo sucedido.

Lo último que trascendió sobre el proceso judicial de Martín era que la vista (condición sine qua non para que se procediera al indulto y seguidamente a la repatriación) se iba a celebrar en enero, pero cabía la posibilidad de que los trámites posteriores hicieran que se demorara el regreso hasta el próximo mes de abril.

Otras informaciones, sin embargo, apuntan ahora a que el juicio estaba señalado para la semana próxima y se iba a poder desarrollar incluso sin necesidad de que el enfermo abandonara el hospital. Elucubraciones aparte, lo cierto es que las continuas advertencias de la familia terminaron por hacerse realidad y las trabas burocrática han impedido que Martín pueda despedirse de los suyos antes de abandonar este mundo.