La morisidad del sistema financiero alcanza su máximo en 13 años
El porcentaje de impagos en los créditos crece de nuevo y se sitúa en un 4,99%
MADRID. Actualizado: GuardarLa morosidad de los créditos concedidos a familias y empresas por los bancos, las cajas de ahorro, las cooperativas de crédito y los establecimientos financieros de crédito no da tregua. En octubre, y tras un ligero respiro en septiembre, los préstamos calificados como dudosos según los criterios del Banco de España representaban ya un 4,99% del total, la tasa más alta desde el mes de agosto de 1996, cuando alcanzó idéntico nivel. Un año antes, esa proporción de contratos impagados era tan sólo del 2,92%.
Todavía se está lejos de los niveles de morosidad registrados en la crisis de 1993, cuando el ratio llegó a trepar a cotas de entre el 7% y el 9%. Pero esa diferencia con el peor momento de la historia no consuela a nadie.
El control de los morosos se ha convertido en una obsesión para las entidades financieras, que ven cómo su bolsa de impagados crece poco a poco, lo que les obliga a reforzar sus provisiones a un ritmo frenético. Este apartado suma ya 53.500 millones, un 27% más que doce meses atrás.
Todo bajo la estricta vigilancia del Banco de España. Algunos de los bancos más importantes ya han confesado que dedicarán cualquier plusvalía a dotaciones que sirvan para prevenir morosidad futura.
A esto se suma el enorme esfuerzo que desde hace meses realiza el sector en tareas de refinanciación. Cualquier esfuerzo es poco para evitar que un préstamo pase a ser considerado moroso, aunque todos en el negocio dan por seguro que el nivel de morosidad seguirá subiendo en los próximos trimestres.
La dación en pago (muy habitual en estos tiempos en los casos de hipotecas en apuros) o la prórroga por un tiempo para que el cliente tome oxígeno son el pan de cada día en bancos y cajas, que han reforzado sus departamentos de recobros. El fantasma de la mora sobrevuela, y en muchos casos determina, el proceso de consolidación del sector.
La debilidad de la economía y el imparable avance del paro -con una tasa del 17,93% en términos de población activa y 4,1 millones de desempleados- no hace sino alimentar el fuego de la morosidad.
Si se excluye del análisis a los establecimientos financieros de crédito, que pueden prestar pero no captar dinero mediante depósitos, la morosidad del sistema llega al 4,86%, la más alta en este caso desde junio de 1996.
El informe de octubre del órgano emisor revela que el repunte de la morosidad (que se entiende como tal cuando el crédito resulta impagado durante tres meses) ha afectado a todo tipo de entidades.