A UN CLAVO ARDIENDO
Actualizado: GuardarLa afición del Xerez Club Deportivo vuelve a agarrarse a Schuster como a un clavo ardiendo. Igual que en aquel ya lejano verano de 2001, en el que su sóla presencia en el banquillo dio algo de cordura al caos que -como hoy- asolaba al club, la mayor parte del xerecismo vuelve a depositar su confianza en el técnico alemán como garante de la supervivencia deportiva e institucional del Xerez Club Deportivo.
Lo hace el aficionado sin conocer siquiera el proyecto, el capital o la solvencia de las personas que respaldan a Bernardo. Sin embargo, tiene la certeza de que, aun en el peor de los supuestos posibles, no empeorará la situación de la entidad a día de hoy y que se seguir así no tiene demasiados síntomas de recuperación.
Y me sumo a esta corazonada que va prendiendo en el xerecismo conforme siguen surgiendo dudas respecto al enésimo anuncio de venta de Joaquín Morales. Vista el poco gancho que, a priori, parece tener del grupo argentino en la masa social, no estaría de más asirse a ese clavo ardiendo de quien podría devolver la ilusión y la unidad a una hinchada hastiada por tantos problemas extradeportivos y pocos resultados en el tema deportivo esta temporada.
Lo de menos ahora es sacar a colación su fama de pesetero -¿de verdad alquien cree que Schuster no ganaría más dinero en cualquier otro sitio?- la influencia de Gaby, su ex mujer, en la contratación de fiascos sonados como Musa y Gaitán, en la tormentosa relación con Mendoza o en la frustrada firma de Sablic.
Ni siquiera importa mucho la inexperiencia como manager deportivo del alemán, que si bien ha triunfado como jugador y como técnico, entre bastidores su bagaje es pobre todavía.
Bernd Schuster es el depositario de la confianza de la mayoría del xerecismo. Y eso, en los tiempos que corren, le convierte en un mirlo blanco.