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Aitana Sánchez Gijón, Pedro Almodóvar, Juan Diego y Fernando Colomo, con dirigentes sindicales y sociales tras la lectura de un manifiesto a favor de Haidar. :: VICENT WEST/REUTERS
Sociedad

Las estrellas de Aminatu

Los artistas han vuelto a la calle para presionar al Gobierno de Zapatero y buscar la solución al 'caso Haidar'

PÍO GARCÍA
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Hace 33 días, nadie conocía a Aminatu Haidar. Y muy pocos recordaban que, al sur de Marruecos, existía un pedazo de desierto que España ocupó tristemente y que luego desocupó a la carrera, sin preocuparse demasiado por el futuro del pueblo saharaui.

Un mes después, todo el mundo sabe quién es Aminatu Haidar: la imagen de la activista, tumbada, frágil y cabizbaja, abre todos los teledarios, ha generado incontables debates de cafetería e ilustrado páginas y páginas de periódicos. Expulsada sin razones por el vecino marroquí, confusamente acogida por España y temporalmente recluida en Arrecife (Lanzarote), la huelga de hambre que inició se ha visto amplificada por el apoyo de numerosos actores, cantantes y escritores que han resucitado el espíritu colectivo del 'No a la guerra'. Conscientes de que su popularidad les garantiza un altavoz estruendoso, algunos artistas decidieron desde el primer momento aprovechar su poder de convocatoria para incluir el asunto Haidar en la agenda política: sin las arengas de Willy Toledo, Pedro Almodóvar, Aitana Sánchez Gijón, Pilar Bardem, Alberto San Juan, Lola Dueñas, Javier Fesser, Macaco o Verónica Forqué, el ayuno voluntario de Aminatu Haidar no habría alcanzado su formidable repercusión mediática: «Nosotros hemos hecho lo que hemos podido -puntualiza Lola Dueñas-; pero es ella misma la que ha movido todo». La actriz barcelonesa, protagonista de 'Mar adentro' y de 'Volver', se presentó en Lanzarote cuando supo la situación de Haidar: «Willy (Toledo) ya estaba allí y el primer viaje lo hice con Fernando Tejero. Fuimos ya no por solidaridad, sino porque me parecía inaudito que algo tan bárbaro y tan injusto estuviera pasando en nuestro país».

El espíritu del 'No a la guerra'

Los actores españoles han encontrado en el 'caso Haidar' un motivo para recuperar su espíritu combativo; ese afán reinvidicativo que estalló con la guerra de Irak, que se reavivó con la Plataforma de Apoyo a Zapatero (PAZ) en las últimas elecciones generales y que también ha buscado una solución urgente para Aminatu. Al modo americano, han constituido una especie de 'lobby' o grupo de presión muy eficaz y resonante. Por eso llevan seis años recibiendo tantas críticas de los medios conservadores, que les cuelgan el despectivo cartel de «titiriteros», como alabanzas de los progresistas, que los alzan a la categoría de «intelectuales». «Pero es que el artista no es un espíritu puro -protesta José Luis Cuerda, director de cine-. Por encima de todo, es un ciudadano; lo otro sólo es su trabajo. Y me parece evidente que como ciudadanos pueden decir lo que quieran y criticar lo que consideren oportuno». «Es lógico que nos unamos si compartimos unas ideas y tenemos una misma profesión. Igual que hacen los agricultores», compara Dueñas.

A pesar de la impresión popular, los «artistas» no funcionan como un ejército que marcha unánime contra un objetivo decidido por el clan de los Bardem. Comparten una ideología progresista y el 'No a la guerra' suscitó un compromiso casi general, pero no todos dieron su apoyo expreso a Zapatero y algunos no han levantado su voz en el 'caso Haidar'. «Fue muy recordada aquella gala de los Goya, pero el rechazo a la intervención militar de Irak no fue sólo una petición de los actores, sino un grito del mundo entero, un clamor en todo el país», recuerda Lola Dueñas. La actriz catalana, por ejemplo, no incluyó su nombre en la Plataforma de Apoyo al actual presidente («Yo no formo parte de nada, no me va»), aunque reconoce que le votó en las últimas elecciones: «Y por eso me da más rabia su actuación en el caso de Haidar. Estoy indignada y decepcionada». El más efusivo defensor de Haidar, Willy Toledo (el truhán simpático de 'Siete vidas'), que plantó su campamento en Lanzarote desde la primera hora, no sólo no alzó jamás su ceja en defensa de Zapatero, sino que sus diatribas contra el Ejecutivo socialista han sido continuas desde hace tiempo por su «política neoliberal» y por su actuación de Afganistán. Toledo llegó incluso a afear a algunos compañeros de profesión su entusiasmo contra la contienda en Irak y su posterior silencio sobre la guerra afgana.

Otros que sí prestaron su imagen y su firma para la candidatura de Zapatero, como Pedro Almodóvar o Fran Perea, también han militado en la causa de la activista saharaui: «Si muere, habrá muerto la esperanza», sentenció el cineasta manchego antes de viajar a Estados Unidos para promocionar 'Los abrazos rotos'. Finalmente, algunos entusiastas (con vídeo musical incluido) de la PAZ no se han sumado -o lo han hecho mucho más tímidamente- al combate por Haidar. Así sucede con Ana Belén, Víctor Manuel, Concha Velasco, Joan Manuel Serrat o el propio José Luis Cuerda, que confiesa no tener «suficiente información ni conocimientos» para pronunciarse.

En cualquier caso, y aunque la heterogeneidad del grupo impida juicios generales, los artistas han adquirido un creciente peso en la vida social y política española, con la consiguiente cosecha de insultos e improperios: «Ahora nos dicen rojos titiriteros -se sonríe Lola Dueñas-; pero mucho antes nos llamaban putas y maricones. Qué le vamos a hacer. Les da miedo la libertad. Sólo somos un grupo de gente que se moviliza por causas justas». Y Fran Perea ni siquiera les presta atención: «Yo soy una persona como cualquier otra y tengo derecho a expresar mis ideas. Creo que los actores, como los medios de comunicación, tenemos la obligación de mantener un cierto compromiso social. Los ataques y las ironías me dan igual: son argumentos vacíos».

Después de 33 días de ayuno, la salud de Aminatu se está resquebrajando. Hace dos días cambió la sala de espera del aeropuerto de Arrecife por una cama del hospital de Lanzarote, pero jamás ha pensado en bajar los brazos y acabar con su sufrimiento. Los médicos le auguran ya daños irreversibles. En el tenso duelo que la activista saharaui mantiene con Mohamed VI, sólo ha visto abierta una posibilidad: regresar a El Aaiún, con su madre y sus hijos adolescentes. Algo que ya debe agradecer a muchos actores españoles por su apoyo y su indesmayable lucha.

Mientras Aminatu ha estado postrada y muda, ellos han sido su voz y sus piernas. Y, al contrario que en ocasiones anteriores, sus quejas a veces feroces han puesto en un aprieto al PSOE de Rodríguez Zapatero, al que no han parado de exigir una mayor respuesta. «Este grupo de artistas se ha transformado en una fuente de demanda, de reivindicación que siempre debe ser bienvenida. Sus críticas son constructivas y su apoyo, cuando lo dan, también. Siempre han defendido sus argumentos con independencia», reconoce Pedro Zerolo, miembro de la Ejecutiva socialista. «Aunque -puntualiza-, en este caso creo que hay poner la responsabilidad en quien la tiene: Marruecos». Una opinión que no comparten los actores, como explica Lola Dueñas: «Hemos centrado la atención en el Gobierno español porque esto ha pasado en España. Y durante este tiempo sólo ha hecho presión sobre la propia Aminatu. Nada más».