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Opinion

No me lo puedo creer

ISIDORO COBO.
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Si me contasen que una leona hambrienta que necesita alimentar a sus crías y que está persiguiendo a una manada de cebras deja de correr porque una de ellas le pide por favor que no se la coma pensaría que me están contando un cuento chino. Por más que se empeñasen en que aceptase la existencia de un caballo volador por el hecho de que está escrito en un libro, tampoco lo aceptaría. Y si me dijeran que un marxista leninista se está dedicando con todas sus fuerzas y durante toda su vida a construir sinagogas judías, tampoco. La realidad es incontrovertible, nos guste más o menos, la miremos desde la derecha o desde la izquierda, es como es. La Historia y la Filosofía nos enseñan mucho. En el mundo real y en el del conocimiento hay un axioma aristotélico básico, insuperable: una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido. Un hombre para unos niños puede ser su padre biológico o no; puede ser otras cosas distintas respecto a ellos: su maestro, su amigo, su prototipo, pero respecto a la paternidad, o lo es o no. Ser o no ser: sencillamente, sin ambigüedades, sin letra pequeña: esa es la cuestión, como refiere Hamlet. No me puedo creer que un católico piense y/o manifieste unos planteamientos distintos a los radicalmente propios del catolicismo: o se es católico, con esos elementos propios y peculiares, o no se es. Será otra cosa, pero no católico. Y nadie le va a llevar a la hoguera, ni a insultar, ni a maltratar ni a él ni a su mujer y a sus hijos. Simplemente, si no acepta la doctrina católica, no se puede llamar a sí mismo católico, y no puede ser llamado católico. No es honrado aprovecharse de la Iglesia Católica diciendo que se es miembro de ella y a continuación defender el aborto, de igual modo que no se puede ser católico y defender en conciencia y/o en público el odio a los demás, el genocidio, la supremacía en dignidad por razón de raza o sexo, el robo - aunque nadie lo sepa -, la infidelidad matrimonial, o la mentira para justificar un rápido ascenso social y económico. Lo siento: no me lo puedo creer.