Érase una vez
Actualizado: GuardarÉrase una vez una familia normal, acomodada en todos los sentidos, sin mayores problemas que la lucha diaria. Tenían unos preciosos hijos, con los cuales habían alcanzado un cierto grado de comodidad. Próximo a la Navidad, un descuido y todo se complicaría. Lo que en un principio hubiese sido una estupenda noticia, para ellos podía no serlo, ya que la salud de la madre correría un grave riesgo al enfrentarse a un nuevo embarazo. La decisión se tendría que tomar en un breve plazo, 24 horas a ser posible. Una «pildorita» y «problema resuelto». La realidad fue otra bien distinta, los padres decidieron dar una oportunidad a la vida, y la vida eclosionó. En septiembre del siguiente año, nació un precioso bebé. Su sonrisa es el sol que ilumina toda la casa, sus besos y abrazos disipan todos los nubarrones que pasan por sus vidas. La felicidad entró en su casa, y la transformó en un verdadero hogar. Hay muchas madres que les gustaría tener esta felicidad en sus vidas, pero por miedo, falta de recursos o mil razones que se os puedan ocurrir, deciden prescindir de ella.
Esperemos y deseemos que nuestros políticos no sean una de esas «mil razones». Que hagan, desarrollen y doten a esta nueva ley (14/2008 de 18 de diciembre Ley de Apoyo a la Mujer Embarazada), de todos los recursos necesarios para que la luz de la vida, del amor, de la felicidad, brote en esos hogares.