Artículos

Representación empresarial

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La disposición mostrada por Gerardo Díaz Ferrán a renunciar a su cargo de presidente ante la ejecutiva de la CEOE ha de ser valorada como una actitud consecuente con la responsabilidad que desempeña para la cabal representación de los intereses empresariale en momentos tan cruciales. De igual manera que el respaldo concedido a su persona por la cúpula de la patronal supone una respuesta coherente con los compromisos adquiridos al ponerse al frente de la CEOE. El hecho de que un hombre que en su día tomó la decisión de contribuir al interés general, aceptando representar a los emprendedores españoles en su relación con los sindicatos y con las instituciones del Estado, tenga problemas derivados de la crisis en algunas de las compañías que preside no puede impedir necesariamente que continúe dirigiendo la CEOE; máxime cuando las dificultades son el lugar común por el que atraviesa la mayoría de las empresas agrupadas en la patronal. Si acaso, sería la naturaleza y magnitud de los problemas que atenazan a las empresas de Díaz Ferrán lo que podría afectar a su credibilidad como presidente de la organización empresarial. Algo que corresponde valorar a la propia CEOE, y que su ejecutiva decidió ayer no tener en cuenta.