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Los servicios de asistencia de la parroquia hacen un llamamiento urgente porque se han quedado sin alimentos. :: JAVIER FERNÁNDEZ
Jerez

La despensa de Cáritas se queda vacía

La parroquia de San Rafael lleva tres semanas sin poder entregar alimentos porque la aportación de ayudas ha caído más de un 90%

ppacheco@lavozdigital.es
JEREZ.Actualizado:

¿Cómo se le dice que no hay alimentos a una mujer que se arrodilla ante uno y suplica algo de leche para darle de comer a su hijo? No es una estampa de una novela de Dickens, ni el mensaje de ningún cuento navideño con moraleja. Es la realidad que desde hace varias semanas viven a diario los técnicos y voluntarios de la parroquia de San Rafael, ubicada en el corazón de la zona sur de Jerez.

«En estos tiempos el Tercer Mundo está más cerca de lo que pensamos». Así, con mucho pesar, se expresaba ayer alguien que ha vivido en primera persona momentos como el ya mencionado. Es Francisco Holgado, el responsable de Cáritas en esta parroquia, la más activa de toda la ciudad y que en estos momentos está atendiendo a un total de 237 familias (lo que implica dar ayudas a un millar de personas).

O más bien atendían. Porque Holgado habla ya en pasado y alerta de la gravísima situación por la que atraviesa esta parroquia jerezana, en la que la aportación de ayudas ha descendido casi un 92% respecto al año pasado. Así, si hace doce meses en el marco de la campaña de Navidad habían recibido 6.000 kilos de alimentos, esta vez sólo han podido reunir 500. Y eso se une a que las familias que dependen mensualmente de estos servicios son cada vez más y en situaciones más desesperadas.

A Holgado se le rompe la voz cuando narra las dificultades que tienen para realizar su labor, y recalca que en la iglesia de San Rafael llevan tres semanas sin entregar alimentos. Y es que «sólo hay algo almacenado para dar a un pequeño porcentaje, casi mínimo, y no podemos discriminar a nadie o hacer una lista con unas familias por delante de otras, porque todos están muy mal y no podemos elegir a unos y perjudicar a otros».

Por eso, su última esperanza es hacer un llamamiento público para que la sociedad responda y aporte de forma urgente alimentos no perecederos (pasta, legumbres, lácteos, etc.) para atender a los jerezanos más necesitados de barrios deprimidos como Federico Mayo, Santo Tomás de Aquino, La Liberación o Cerrofruto, entre otros.

Mientras esperan que los jerezanos respondan, los necesitados siguen llegando, y su perfil cada vez es más el de una pareja que ha perdido su fuente de ingresos por el paro y se aleja de esas imágenes de los que acudían a Cáritas casi por la costumbre y la tradición. «Ahora las ayudas son esenciales, y como no llegan les tenemos que advertir de que a este ritmo no se descarta que tengamos que cerrar y dejar de repartir», se lamenta este responsable que se queja de que «a los que dicen que no hay que llevarse los problemas a casa sólo les digo que vengan aquí y tengan que negar lo más básico a quien más lo precisa».

Entre los que acuden a San Rafael hay verdadera desesperación, y en las colas se ve a hombres y mujeres que han sufrido las secuelas del desempleo, se adivinan rostros avergonzados de trabajadores que «nunca se han visto en esta tesitura, que ya han pasado por el mal trago de pedir ayuda a la familia y a los vecinos más cercanos que se turnan para ayudarlos, y que ya no tienen más opciones».

A esa obligación de familiares y amigos con los suyos achaca el responsable de Cáritas en San Rafael el descenso de ayudas. «Los que antes traían algo de comida haciendo un esfuerzo y privándose la guardan ahora para sus hijos, yernos o sobrinos que han perdido su empleo. Y lo poco que llegaba a nuestras manos para repartir ha desaparecido», finalizó.