El menor gaditano envió esta carta a su madre, para pedirle que no lo reingresara más en el centro benalupense. :: LA VOZ
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Chamizo desautoriza a Amnistía Internacional

El padre de un menor gaditano relata que su hijo fue encerrado durante 15 días en uno de estos centros situado en Benalup El Defensor del Pueblo niega el maltrato en centros para niños conflictivos, como denuncia la ONG

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Ni castigos inhumanos, ni aislamientos ni agresiones. El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, negó ayer a LA VOZ que en los centros terapéuticos para menores de Andalucía se cometan estos y otros tantos malos tratos, que la ONG Amnistía Internacional (AI) sacó a la luz el lunes en un duro informe elaborado con entrevistas a más de 59 niños de toda España que sufrieron supuestamente desde vejaciones a castigos físicos y medicaciones forzosas en este tipo de residencias.

«Creo que hay aspectos del informe, referidos a los maltratos y violaciones, en los que no han sido nada exactos», declaraba ayer, en cambio, José Chamizo, que visitaba la capital de Cádiz convocado por el Foro de Cádiz para analizar, precisamente, la Ley del Menor y el estado de niños en internamiento.

El propio defensor del pueblo quiso aclarar que los centros denunciados ahora por AI no son los reformatorios para jóvenes delincuentes, sino residencias terapéuticas donde la Junta ingresa a adolescentes que, o bien cuentan con problemas de comportamiento, o bien quedan desamparados por sus padres. En cualquiera de los dos casos, la administración andaluza se hace cargo de la tutela de los jóvenes, haciéndose responsables de su protección.

«Estos centros son visitados por nosotros y por la Fiscalía de Menores con frecuencia, con visitas semanales; y evidentemente nunca hemos detectado casos de violaciones y maltrato con los menores, si no habríamos actuado», explicó Chamizo, quien recordó no obstante que la Oficina del Defensor ha elaborado diversos informes similares a los de Amnistía, en los que también se incluyen críticas a la gestión de este tipo de centros: «Coincidimos con Amnistía en que, [el internamiento de los menores] debe ser un recurso de Salud y no de asuntos sociales». Y es que este tipo de residencias depende de la Consejería de Bienestar Social, y no de Sanidad, a pesar de que en los jóvenes suelen someterse a tratamientos psicológicos y médicos.

«Aquello era Guantánamo»

Entre los casos de malos tratos recogidos en el informe de Amnistía destacaba el testimonio de un adolescente gaditano de 16 años, que aseguró haber sido encerrado y aislado durante 15 días en una habitación, en un centro de Benalup concertado por la Junta con la organización Márgenes y Vínculos. Después de pasar más de tres meses ingresado en este edificio, el joven envió una carta a su madre que concluía con una advertencia tan vehemente, que ha sido utilizada para bautizar el informe: «Si vuelvo, me mato».

«Aquello era Guantánamo» declaraba ayer a LA VOZ el padre de este menor gaditano, que no quiso identificarse, pero «sí denunciar lo que ocurría allí». El adolescente fue ingresado en el centro benalupense en agosto de 2008 por petición de su madre, con quien tenía continuos enfrentamientos y peleas. Sin embargo, el día de Navidad de ese año el joven escapó de la residencia y envió la carta en la que narraba el supuesto «calvario» por el que dijo haber pasado. «A él no le agredieron, porque se portaba bien, pero está traumatizado; en tres meses salió apenas cuatro horas y no estuvo escolarizado».

Sin embargo, las principales críticas de este padre se refieren al proceso de ingreso del joven, ya que la Junta declaró el desamparo del menor a pesar de que el progenitor se ofreció a hacerse cargo del joven. «Sólo me dejaron verlo dos veces durante 20 minutos, y no me permitieron visitar el centro», recuerda. Durante meses, el hombre solicitó en diversas ocasiones la tutela de su hijo, pero no recibió respuesta. Finalmente, la Fiscalía de menores le dio la razón, tras la huida del joven del centro.

«Fue incomunicado, según me dijeron, porque así lo indicaba el programa [terapéutico]», recuerda el padre al referirse a los 15 días que -según él- fue encerrado su hijo en una habitación «sin ventilación, de la que sólo salía para ir al servicio».

Chamizo reconocía ayer que en los centros terapéuticos existen habitaciones «para que los chaval suelte la violencia en un momento dado, están preparada para que no puedan hacerse daño cuando está en crisis». Pero el Defensor del Pueblo Andaluz negaba rotundamente que «sean habitaciones de aislamiento», y aclaraba que los menores están en ella «cinco o diez minutos; son perfiles de chavales complicados, que necesitan un tratamiento en régimen interno, que muchas veces son obligados, por lo haber disfunciones, pero nunca llega al maltrato».