El frío colapsa los albergues
En el de los Caballeros Hospitalarios se ven obligados a hacerle sitio en butacones a la gente que no tiene otro lugar para dormir Los voluntarios no dan abasto para acoger a quienes duermen en plena calle
CÁDIZ. Actualizado: Guardar«El albergue está al cien por cien, pero con este frío nos da mucha pena dejar a la gente en la calle, así que a algunos los dejamos dormir en los butacones». Así retrata Crisolo Albusac la masiva afluencia de 'sin techo' que se está produciendo en el albergue de los Caballeros Hospitalarios por la ola de frío siberiano de los últimos días.
En San Fernando, en San Vicente de Paúl se lleva varios días colgado el cartel de 'completo'. Sor Ana, una de las encargadas de atender a quien llega, explica que apenas de vez en cuando sobra un par de sitios. «Esta mañana ya había una persona a las ocho y media en la puerta, buscando dónde dormir esta noche», comenta esta religiosa incansable.
En la capital, las gélidas temperaturas hacen que habituales inquilinos de los jardines de Canalejas o de la Alameda hayan buscado refugio en la Caleta, o incluso en las instalaciones de los Caballeros Hospitalarios en Benjumeda, a las que son remisos a acudir.
Juan Carlos es uno de los voluntarios que hace más llevaderas las noches en una playa entonces no tan poética. Participa en iniciativas como 'Calor en la Noche' de La Salle, que brinda los viernes café, 'puchero' y calcetines. Cruz Roja también pone en circulación cuatro días a la semana una ambulancia de la que salen bocadillos, caldo, café y curas para la deteriorada salud.
Este habitual colaborador es especialmente duro con la atención que ahora reciben los 'sin techo', que no se mantiene el resto del año: «¿Qué pasa en verano, cuando también están en la calle?. Nos acordamos de ellos de manera puntual: ¿No están, no se ven, o simplemente los escondemos?», sentencia
Algunos de estos transeúntes han pasado las últimas noches al abrigo de uno de los módulos de salvamento de la puertorrealeña playa de La Cachucha. «Dentro del saco no hay problemas», nos dice uno de ellos, de origen extranjero.
En Puerto Real no hay excesiva demanda. Al no existir recursos, la ciudad no entra en la ruta. Se les deriva en todo caso al piso con que cuenta Cáritas, el 'Hogar Belén', que tiene un carácter meramente asistencial: para una ducha, un picoteo y un cambio de ropa.
«Los usuarios suelen quedarse en la calle, y sólo vienen cuando hace mucho frío», explica Rita Saldaña, la trabajadora social. «Hay gente que no viene ni con el frío, pero son los menos; tienen que estar psicológicamente mal, porque a nadie nos gusta esto», asume.
Saco y mantas
Antonio Sánchez está hoy en San Fernando. En su frágil carrito hay siempre sitio para un saco de dormir y unas mantas. Sus manos están agarrotadas aún del frío de la noche, que califica de «horrible».
Cuando no hay sitio en los albergues, sabe dónde ir. En los cajeros suele haber calefacción. Si están ocupados, se busca una oficina. En la estación se está poniendo duro, aunque ha llegado a dormir hasta en la sala de espera de un hospital.
«Los ayuntamientos no hacen mucho, pero la Junta es todavía más culpable», se lamenta. «La autoridad no hace por remediarlo; por ejemplo, en Madrid, sólo cuando muere gente abren unas naves que tienen en la Casa de Campo».