Sociedad

Un filme que jamás pasará hambre

A Dios pongo por testigo Hace 70 años, el 15 de diciembre de 1939, se estrenaba en Atlanta 'Lo que el viento se llevó', una historia para recordar

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OOlvídalo Louis. Ninguna película de la Guerra de Secesión ha dado jamás un centavo». Con esta frase el productor de Louis B. Mayer, presidente de la MGM, rechazó la película que hoy se consagra como la más taquillera de la historia con 1.200 millones de dólares. Todo era colosal en este filme que marcó el final de una era y que dejó una estela por la que, hasta dos años más tarde, no se abriría una nueva: la de 'Ciudadano Kane', de Orson Welles.

Más de cien actrices y 1.400 desconocidas queriendo ser Escarlata, 3.000 bocetos que dibujaban por completo la película y lo equivalente a 20 campos de fútbol plagados de decorados quemados para rodar, de una sola toma, el incendio de Atlanta. Son sólo algunas cifras de un proyecto que se conoció como 'GWTW' (Gone With The Wind), una leyenda que, a Dios pongo por testigo, jamás conocerá lo que es el fracaso.

Basta hablar de ella para que nos venga a la cabeza el 'Tema de Tara', una de las maravillosas piezas que Max Steiner compuso para su banda sonora. De hecho, esta melodía inspiraría años más tarde una canción, 'My Own True Love'. A pesar de no llevarse el Oscar, Steiner no dejó de ser el padre de las BSO. Pero aún con música de ángeles, el periplo de 'GWTW' fue una pesadilla. Sobre todo para dos de sus directores. George Cukor tuvo la suerte de abandonar a tiempo. La poca simpatía que le profesaba Clark Gable y las desavenencias con su amigo, el productor David O. Selznick, culminaron con una riña sobre cómo la actriz Butterfly McQueen debía decir: «Mamá dice que poner un cuchillo bajo la cama parte el dolor en dos».

Un infierno vivió Victor Fleming, su sustituto, escasamente pagado a pesar de que el Oscar que se llevó completó las ocho estatuillas que recibió la película. Gable se negaba a rodar una escena en la que tenía que llorar por considerarlo poco viril y la belicosa Vivien Leigh seguía queriendo hacer su Escarlata a su modo, lo que hizo estallar al director, que abandonó el rodaje. Más tarde, confesaría que había pensado en tirarse con el coche por los acantilados de los Palisades, pero afortunadamente regresó y acabó la película.

¡Guerra, guerra, guerra!

La primera frase de Escarlata en el filme menciona las tres guerras en las que se enmarcó 'Lo que el viento se llevó': la de Secesión, la de su rodaje y la que le quedaría por librar debido a las prohibiciones nazis que le vetaron. Prohibido primero el libro, la Resistencia francesa se encargó de convertirlo en un manual para levantar el ánimo. Fue así como Escarlata se convirtió en la heroína de todos aquellos que luchaban contra los nazis. En Londres, mientras las bombas de la Luftwaffe caían sobre la ciudad, las multitudes formaban largas colas para ver la película, y en EEUU se reestrenó en 1942 como estrategia para levantar la moral de la población. En España tuvimos que esperar hasta su proyección el 17 de noviembre de 1950 en el Palacio de la Música de Madrid. Ahora, la edición para coleccionistas, que conmemora su 70 aniversario añadiendo ocho horas de extras, permitirá seguir el consejo del crítico Bosley Crowther: «No habrá visto realmente 'Lo que el viento se llevó' hasta que no la vea dos veces».