Dos tibias y una calavera
Actualizado: GuardarUnos amigos anularon el otro día un viaje a Egipto, lo cambiaron por Carcasona. Porque en el sur de Francia aún no cazan españoles, aún. Y es que nuestro guía y líder absoluto, que no sólo nos gobierna, que dicta nuestra moral y nuestras costumbres y reinventa incluso nuestra historia, no contento con ignorar una crisis antológica que ahoga a unos ciudadanos que no saben ya por dónde les vienen dadas entre la hipoteca y la gripe A, ha decidido que a los malos la captura de españoles, ya sea mar abierto o tierra adentro, les resulte una bicoca.
En Somalia el pirata lo ve claro, los franceses atizan de lo lindo, los gringos para qué hablar, los ingleses no digamos. pero con España no, allá hay buen talante, alianza de civilizaciones y respeto. Le dicen a su gente, la misma que con sus impuestos paga por estar protegidos, que se paguen, redundantemente, su defensa; que la que ya pagaron no sirve, y es más larga la paradoja.
Así cunde el ejemplo y, salvo en Carcasona y dos o tres sitios más, si ven a un español, lo secuestran de buen rollo y con talante, porque sale a cero en costes y te forras. Y el que no nos secuestra, al menos se descojona de nosotros, cómo hacen a más y mejor Marruecos y Gran Bretaña.
Los de Al-Qaeda tampoco van a la zaga, y si no cedemos irán a consumo, ¿por qué a unos sí y a otros no? Por tanto, viendo que Marruecos se chotea a gusto, dijo el palurdo del Peñón que él no sería menos, y ahí está, el ministro le come en la mano, y mientras él nos jode en nuestras aguas y pone sus patrulleras entre nuestros guardias civiles y sus narcos, insisto, en nuestras aguas, y no pide perdón ni cristo que lo fundó. Ya lo dije aquí una vez. añoro al españolito de antes, al que cualquiera le tosía, al del orgullo de ser de esta tierra, al que por ser español ya era algo aunque no tuviera donde caer muerto.