Negocios peligrosos enÁfrica
Juan Manuel Candela. Este comerciante de oro y diamantes, que en su día robó los cuadros de Esther Koplowitz, desmenuza los riesgos de mover dinero en rescates como el del 'Alakrana'
Actualizado: GuardarUn pirata somalí es lo más honrado que puedes encontrar». Quien así habla es Juan Manuel Candela Sapieha (San Sebastián, 1953), alias 'Napo', uno de los mayores expertos en el comercio de oro y diamantes entre África y Europa. Es un 'hombre de negocios' curtido al margen de la ley, que se crió en Francia y estudió con los jesuitas antes de iniciar una vida llena de aventuras y encontronazos con la justicia. Cuenta que de niño, cuando uno de sus profesores le preguntó qué quería ser de mayor, él le contestó sin rubor: «De mayor quiero ser gánster». ¿Una premonición?
Ahora, en las montañas de Sierra Leona cierra tratos desde un coche blindado rodeado de escoltas con fusiles M-16. Es capaz de mover peligrosas cantidades de dinero en un lugar donde un dólar tiene más valor que una vida humana. Se sabe todos los trucos del oficio y ha inventado alguno más. Ha trabajado en Somalia -«el lugar más complicado del mundo»- y domina a la perfección los engranajes de un país inexistente, donde los clanes tienen más poder que los presidentes e, incluso, que la ONU. Durante la crisis del 'Playa de Bakio' y del 'Alakrana', Candela Sapieha era capaz de recrear cada uno de los movimientos ocultos que llevaron a la liberación del barco y la tripulación. Puede oler la pista del dinero e intuir cada uno de los meandros en los que se esfuma la pista del rescate. Conoce 'El Código'. Está en 'La Vida'.
«¿Sabe qué producto es el que tiene la distribución más eficaz en Africa? El 'qat'. En cualquier rincón pueden encontrar bolsas de esta droga por unos cinco dólares. Es una hierba que sólo aguanta dos días antes de perder su eficacia, así que hay un sistema de tráfico absolutamente infalible, más eficaz que el de las empresas que reparten periódicos en Europa». Los piratas que retenían al 'Alakrana', según la composición de lugar que se hace Candela, «estaban todo el día hasta arriba de 'qat'. Y es como la coca. Les pone eufóricos y hasta violentos. Además, ellos miran a los blancos con envidia, con rabia. Sin duda habría una gran agresividad ¿Pero sabe por qué no hicieron nada a los tripulantes? Porque todos los piratas, que no son más que la carne de cañón de los jefes de los clanes, tienen a la familia retenida en tierra. Y son conscientes de que si cometen un error, si matan a un rehén, con todo lo que vale, su padre o su hermana serán asesinados. Ese es 'El Código'», descubre 'Napo'.
¿Dónde se aprende 'El Código'? Juan Manuel es un hombre de 'La Vida'. En 2001 su nombre quedó definitivamente vinculado al mayor robo de arte cometido en España. Fue uno de los líderes de la banda que se llevó diecisiete cuadros de la casa de la empresaria Esther Koplowitz, en Madrid. Obras de Goya ('El columpio'), Juan Gris, Solana, Sorolla... valoradas en 300 millones de euros y dirigidas al 'mercado' árabe y asiático. Un año después fue detenido y los lienzos, recuperados. Llegó a un acuerdo con la Fiscalía para pagar una cuantiosa multa y cumplir un año de cárcel. Con anterioridad ya había sido arrestado por tráfico de hachís. «Yo no me quería ver con sesenta años dando vueltas por un patio lleno de 'yonkis'», lamenta.
Al salir de la cárcel se reconvirtió. Conocía 'El Código'. Utilizó sus contactos, sus estudios de Derecho, las enseñanzas que había aprendido al otro lado de la ley y se introdujo en un mercado de riesgo: el comercio de oro y diamantes en el continente más violento del mundo. Su enlace fue un venerable caballero francés -un veterano de 'La Vida'- que huyó con catorce años de las guerras que arrasaron el Congo en los setenta: «Lo último que vio, al marcharse de su casa, fue las cabezas de sus padres y sus hermanas clavadas en picas. Eso es África».
Pero Juan Manuel tenía una ventaja. Es un tipo culto, que habla cuatro idiomas, no fuma y sólo bebe agua de 'Vichy'. Se mueve en Ferrari, Porsche y Harley Davidson -tiene una amarilla demasiado llamativa, como él-. Es un profesional. «Antes de convertirme a este negocio, yo fui el mejor traficante de hachís. Estaba dispuesto a trabajar más que nadie. Estoy hablando de pasar dieciséis horas al día al pie del cañón», mira al pasado. Ahora hace lo mismo.
«Si te bloqueas estás muerto»
«Mover dinero en África es arriesgado. Pero en Somalia es distinto... Durante siglos ha sido una zona de grandes comerciantes. Existe una tradición de negocios con el hombre blanco, con franceses, con belgas, británicos, italianos... Y con los árabes que se dedicaban al tráfico de esclavos. Si alcanzas acuerdos con los jefes de un clan, sabes que su palabra es ley. Es muy distinto que en Europa, donde siempre hay abogados y tiburones esperando a timarte». Pero este panorama se vio alterado a partir de las guerras de los años 90. «Un fusil Khalasnikov puede valer unos setenta dólares en el mercado normal. Y el precio va a bajar ahora que se han metido los chinos en África. Ellos fabrican un modelo todavía más barato. Calculo que se pondrán a quince dólares la unidad. Y eso, en Somalia, un país sin cultura, con un alto grado de violencia, supone que aumenten los factores incontrolados».
Según 'El Código', un momento 'incontrolado' es sinónimo de muerte. En uno de sus viajes a Somalia, viajaba en un vehículo todoterreno con un somalí que ejercía de conductor y traductor. Pararon en un mercado y estalló un tiroteo. Su guía murió al instante y el se quedó solo. El único hombre blanco en medio de una matanza entre somalíes. «Reaccioné y me busqué la vida. Pero pasé miedo». No da muchos datos de cómo actuó, pero recuerda lo que enseña 'La Vida' para esos momentos. «Tienes que estar preparado. Si te bloqueas estás muerto. En África y en Madrid», resume.
Y en ese escenario de guerra y crimen, Juan Manuel rememora casos de personas y países que no han respetado 'El Código'. «Se han dado casos de alemanes que pagaron con dinero falso. Y no se puede engañar a un pirata. Eso tendrá consecuencias. El próximo barco alemán que capturen pagará el doble por culpa del engaño. Alguien tendrá que compensarles». 'El Código'. El mismo que permite a un pirata intentar asaltar a un barco que acaba de ser liberado por otro clan tras pagar un rescate, motivo por el que el 'Alakrana' fue escoltado nada más ser puesto en libertad por sus captores. «Es la naturaleza. Después de lo que se come el león, siempre llegan las hienas a por su parte, o para acabar con una presa herida».
Cuando mira al futuro es pesimista. La decisión de introducir hombres armados en los barcos sólo augura un aumento de la violencia en el mar. «La piratería es un negocio que da de comer a mucha gente. Si no consiguen asaltar un barco por los métodos que empleaban hasta ahora, incrementarán el nivel de agresión. Y terminaremos con asaltos como los de Barbanegra». Juan Manuel Candela, que conoce las leyes de la violencia, tampoco confía en la decisión de embarcar vigilantes privados en los barcos. «Un militar puede aguantar tres meses en un barco, siempre en alerta y dispuesto a abrir fuego. Lleva toda su vida preparándose para ello. ¿Un vigilante privado? Jamás. ¿Se imagina lo dura que es la convivencia dentro de un barco y, además, en un ambiente de tensión? Van a acabar como los concursantes de Gran Hermano», augura.
Juan Manuel Candela no espera volver a Somalia en mucho tiempo. «No tengo allí muchos amigos», dice con un sonrisa y guarda silencio. 'El Código' obliga a contar sólo la mitad de algunas cosas y a mantener casi todas en secreto.