Un artista saluda desde el lomo del oso polar de hielo que esculpió ayer en la londinense Trafalgar Square para alertar sobre el peligro de que sufren los polos. :: AFP
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La UE marca el camino en CopenhagueIberdrola apuesta por el desarrollo de tecnologías limpias

Destina 2.400 millones para que los países pobres luchen contra el cambio climáticoLa presidencia danesa presenta un borrador que prevé reducir las emisiones un 50% para 2050

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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La Unión Europea llevará a Copenhague, la semana que viene, un paquete de 7.200 millones de euros para sufragar las necesidades de los países menos desarrollados en la lucha contra el cambio climático durante el trienio 2010-2012. Se trata del compromiso -superior en cuantía al previsto- que ayer suscribieron los líderes comunitarios reunidos en Bruselas en Consejo Europeo. Fue asumido en su parte más sustancial por los países ricos de la UE, pero se le suman el resto de los socios comunitarios -algunos con aportaciones casi simbólicas- menos Grecia.

El reparto de esa cuantía global no era conocido oficialmente ayer por la tarde. Por declaraciones individuales de los principales interesados se sabe que Reino Unido ofertaba la mayor aportación -1.650 millones-, seguido de Francia y Alemania, con 1.260 cada uno; Suecia, con 800; e Italia con 600. España elevó la cifra en el último minuto y contribuirá con 375 millones, según manifestó José Luis Rodríguez Zapatero en rueda de prensa.

El acuerdo fue inmediatamente saludado como muy positivo por la presidencia sueca del Consejo y la de la Comisión, pero cuestionado por organizaciones humanitarias que ven en esta dotación una mera reasignación de usos de dinero ya comprometido en los presupuestos comunitarios, o de los países miembros, para ayuda al desarrollo.

Nicolas Sarkozy contestó esta percepción. Dijo que, aunque será difícil encontrar dinero nuevo en 2010 para estos cometidos porque los presupuestos están cerrados, no debería suceder lo mismo en 2011 y 2012. El presidente francés declaraba conveniente estudiar «métodos innovadores» para esta financiación y otras futuras relacionadas con la lucha contra el cambio climático, entre los que se comentaban dos posibles: una tasa sobre las transacciones financieras, cuyo establecimiento la UE pidió ayer al FMI, y otra sobre el carburante de los buques portacontenedores, que constituyen una parte muy lucrativa del transporte marítimo.

Algunos países extraerán el dinero comprometido de la venta de derechos de emisión. Es el caso de Polonia, que espera poner en el mercado de derechos de emisiones 100 de los 500 millones de toneladas de CO2 que le corresponden en virtud del Protocolo de Kioto.

El presidente del Consejo, Fredrik Reinfeldt, reconoció que parte de la suma ayer comprometida estaba ya asignada a financiación de países terceros, pero no llegó a precisar cuánta.

Al margen de las críticas, los líderes europeos entendían ayer que han recuperado protagonismo y liderazgo en los debates de la Conferencia del Clima, que encaran la próxima semana sus momentos más críticos. Ayer, la presidencia danesa puso sobre la mesa en Copenhague un primer documento de compromiso muy incompleto, en el que destaca la exigencia a los países desarrollados de que continúen sometidos a la disciplina de un nuevo Protocolo de Kioto ampliado durante el período comprendido entre 2013 y 2020. Se trata de una propuesta que a Europa no le seduce, porque países muy contaminantes como Estados Unidos o China no están comprometidos con el actual protocolo, y es muy poco probable que acepten someterse a su disciplina.

Medio grado vital

El borrador ayer conocido contempla una reducción global de emisiones contaminantes del 50% en 2050, con respecto a 1990, y mantener el calentamiento del planeta entre 1,5 y 2 grados. Sin embargo, ese medio grado de diferencia es el que media entre la supervivencia de varias decenas de microestados y de múltiples territorios que se encuentran a nivel del mar. Una reducción global de emisiones causantes del efecto invernadero en 2050 con respecto a los niveles de 1990 implicaría que los países desarrollados recortaran las suyas, en ese período, entre un 80 y un 95%, según la Comisión europea. El documento ayer difundido contempla un objetivo intermedio de recorte de emisiones para los países desarrollados, con un mínimo del 75% y un máximo del 95% en 2020.

Ayer, la cumbre de Bruselas rehusó comprometerse con recortes adicionales de emisiones contaminantes -hasta el 30% contemplado como máximo potencial para 2020-, porque «no existen contrapartidas equivalentes» en otros países como Estados Unidos, aseguró el presidente del Consejo, Fredrik Reinfeldt. La oferta de Obama apenas representa una reducción del 4% con respecto a los niveles de emisión de 1990, cuando, recordaba Reinfeldt, «nosotros estamos en un -20%».

Los líderes comunitarios tampoco quisieron avanzar posiciones sobre la financiación del post-Kioto, más allá de 2013.

El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, recordó ayer el compromiso de la compañía eléctrica para situar en 2020 sus emisiones de CO2 «al menos un 20%» por debajo de las del sector europeo. Para ello, mantendrá su apuesta por las tecnologías limpias de generación de energía, indicó durante su participación en el 'Business Day' de la Cumbre de Copenhague.

Galán consideró que esta reunión de líderes mundiales «refuerza la apuesta estratégica impulsada por Iberdrola hace diez años, centrada en el desarrollo de sistemas no contaminantes de generación de electricidad» e indicó que para lograrlo basará sus inversiones futuras en la promoción de las energías que no emitan gases de efecto invernadero y de las tecnologías de secuestro de CO2.