:: TEXTO: PÍO GARCÍA :: FOTOGRAFÍA: SIMON MAINA/AFP
Sociedad

La montaña de la miseria

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La miseria borra las fronteras entre las especies y anula cualquier aséptica división zoológica: en Dandora (Kenia), cerdos, aves rapaces, vacas y hombres compiten por el alimento entre toneladas de desperdicios. Acuciados por una pobreza legendaria, cientos de personas (sí, siguen siendo personas) bucean diariamente en este vertedero incontrolado junto a la capital, Nairobi. Los camiones de la basura llevan años construyendo esta imponente cordillera de residuos químicos, sanitarios, industriales, urbanos y agrícolas; un emplazamiento que fue declarado oficialmente «lleno» en el año 2001 y que, sin embargo, ha seguido creciendo y creciendo, alimentando el hambre de un pueblo demasiado acostumbrado a perder. Ocho años después de colmar la capacidad legal del vertedero, la impunidad de las industrias ha colmado por fin la paciencia de los vecinos, que ven cómo la basura amenaza con invadir sus hogares. «Dejad de arrojar muerte sobre nosotros, también tenemos derecho a vivir», claman los lugareños, que exigen soluciones urgentes a las autoridades kenianas. Por si sus quejas no se perciben justas a simple vista, los vecinos pueden esgrimir varios informes del instituto Blacksmith de Nueva York -uno de los principales organismos internacionales en materia ambiental- que sitúan a Dandora entre los lugares más contaminados del mundo. Mientras tanto, en este lugar de Kenia, a pocos kilómetros del enclave en el que la humanidad dio sus primeros pasos, la miseria sigue borrando la diferencia entre las especies y el hombre, que despojado de toda dignidad sigue buscando migajas entre cerdos, vacas y aves rapaces.