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Decenas de turistas rusos y ucranios recorren los mismos muelles de Travco Marina que recorrió la pareja valenciana cuyo barco se hundió en el Mar Rojo. :: FERNANDO SAS
Sociedad

«¡Este barco escora!»

Decenas de buzos navegan y se sumergen en las mismas aguas que se tragaron al 'Coral Princess'

JULIÁN MÉNDEZ
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Hace menos de un mes que el barco 'Coral Princess' se hundió en aguas del estrecho de Tirán, en Egipto, tragándose las vidas de Israel Pérez y de su mujer, Lourdes González, dos buceadores valencianos de 33 años.

«Todos los años se hunden en Egipto cuatro o cinco barcos; aunque sólo resuenan los que se llevan muertos», explica desde Sharm el Sheij el santanderino David Fernández, residente desde hace once años en esta ciudad balneario egipcia y responsable de Viajes Abando en la zona. «El 'Coral Princess' -recuerda Fernández como si estuviera viendo todavía el barco- se veía muy escorado cuando navegaba. Había sido reformado por dentro hacía poco, pero la escora era visible».

El pasado mes de agosto, el 'Coral Princess' tuvo que ser remolcado después de que colisionara contra unos arrecifes en las islas Brothers, otro destino clásico de buceo en el Mar Rojo. En aquella ocasión, el pasaje pudo ser rescatado sin daños y la motora, de unos 30 metros de eslora, fue conducida a puerto para ser reparada. Pero en Egipto las cosas no se hacen como en Europa. Salta a la vista.

Las mismas carcomidas tablas de los muelles de Marina Travco donde se embarcaron los buzos del club Dolphins de Jávea que hallaron la muerte en las cristalinas aguas del estrecho de Tirán, asistían esta semana al tráfico incesante de cientos de turistas rusos y ucranios ajenos al drama. Rojos como langostas ellos; luciendo una extrema delgadez, ellas. La tropa subía a alguno de los 300 barcos fondeados en las inmediaciones del puerto para pasar el día flotando entre peces de coral. Por poco más de 25 dólares.

Travco Marina es también la base desde la que parten los más de 20 cruceros que trasladan a buzos de todo el mundo desde Sharm hasta el parque nacional de Ras Mohamed, el paraíso cercano para los hombres rana de toda Europa.

«¡Que este barco escora!». La frase se repetía una y cien veces entre los integrantes de los grupos de buzos (vascos, castellanos y murcianos) que la semana pasada navegaron y bucearon en las mismas aguas donde se produjo la tragedia: entre la playa de Naama Bay y Rash Gamilla, a dos millas de la costa. En el gran azul, a 700 metros, descansan los cuerpos de Israel y Lourdes. Les dieron tres minutos para evacuar el barco. Y se los tragó la mar.

Normas ISO

«¡Que este barco escora!». La frase era un conjuro para liberar la tensión, una muletilla que arrancaba sonrisas cómplices entre los embarcados. «El buceo es un deporte seguro, pero tiene unos riesgos. Y no todo el mundo posee el mismo sentido común», apunta Jesús Arto, director de Solplan, una mayorista que este año ha trasladado a 2.800 buzos españoles de crucero por el Mar Rojo. «No hemos tenido una sola anulación. Pero nosotros contratamos los barcos de forma directa. El resto subcontrata con un centro de buceo y les toca lo que les toca». En el 'Coral Princess', los buceadores no disponían ni de guía de habla hispana.

Tras el accidente, las autoridades egipcias «se han puesto las pilas». Al menos, por un tiempo. Los buzos reciben instrucciones precisas sobre la situación de las balsas y de los chalecos, sobre el emplazamiento del botiquín, la radio de emergencia y el equipo de oxígeno. También rellenan un montón de papeles. Puro paripé. Egipto trata de implantar las normas ISO en el buceo. Pero hay capitanes que no saben ni leer. Obligados a seguir cursillos, los veteranos lobos de mar del Mar Rojo mandan a clase a sus hermanos pequeños que sí saben. Hasta que el barco escora...