Para eso no
Actualizado:Ha vuelto a pasar. No ha sido la primera vez y, desgraciadamente, me temo que no va a ser la última. En un estado democrático, la discrepancia, la pluralidad y el debate son los instrumentos que hacen progresar y consolidar al sistema. El control que debe ejercer la oposición sobre el partido gobernante debe servir para que se le estimule evitando la relajación y estimulándolo en su trabajo por el bien de la sociedad que representan. Lo que no me parece ni edificante, ni coherente, ni de recibo es que se utilicen los plenos para enzarzarse en disputas personales, descalificaciones y hasta insultos entre nuestros representantes. Los que así se comportan no son dignos de nuestra confianza y, jactarse públicamente de estos comportamientos, mucho menos.
Lo sucedido en el pleno no es de recibo y, como he dicho ya antes, no es la primera vez. Sobran los aspavientos, los insultos, las descalificaciones, los desplantes a destiempo y sobre todo los despropósitos que encima quieren justificar. Eso no es discrepancia democrática, eso es mala educación y un muy mal ejemplo, la democracia no es eso. Los dirigentes están para trabajar por Cádiz. Son los instrumentos de los que se sirve el sistema para representarnos, a los ciudadanos, para mejorar nuestras condiciones y para que la ciudad progrese. Con esos comportamientos que no nos vengan luego con claveles, con rositas ni con monsergas para conseguir votos. Lo que tienen que hacer es ir a una escuela donde les enseñen modales y, aunque discrepen en sus planteamientos que no conviertan nuestro salón de plenos en un mercadillo. Para eso no están ahí.