EE UU vincula el éxito en Afganistán a la captura o eliminación de Bin Laden
McChrystal, jefe de las tropas desplegadas en el país asiático, estima que su supervivencia alienta el terrorismo en todo el mundo
Actualizado: GuardarLa captura de Sadam Hussein tuvo efectos terapéuticos para George W. Bush. Sirvió para, en cierto modo, limpiar la imagen estadounidense tras la invasión de Irak. Pero el alivio fue sólo momentáneo y la última Administración republicana en la Casa Blanca murió finalmente por el mal pérsico. Sus sucesores, los demócratas de Barack Obama, también dan ya muestras de sufrir una enfermedad, en este caso conocida como Afganistán.
Nadie parece dar con el remedio, con un nuevo bálsamo que acabe de cerrar la herida que, por cierto, también abrió Bush. Por ello, las huestes del afroamericano, después de pensárselo mucho, han optado por volver a los tratamientos tradicionales. Dicho de otra manera, Osama bin Laden, un remedio que ya antes había perseguido su predecesor sin que finalmente lograra hacerse con este antídoto.
Estados Unidos recupera el fantasma del líder de Al-Qaida justo escasas fechas después de que una filtración -por supuesto interesada- culpara a la 'tibieza' mostrada por Bush de su huida. El mundo vuelve a preguntarse sobre su paradero. Perdido su rastro hace ya ocho años en las montañas de Tora Bora, Bin Laden vuelve a la actualidad. Obama lo quiere convertir en su icono y lo ha desempolvado por boca del general Stanley McChrystal, jefe supremo de las tropas desplegadas en Afganistán, y del embajador norteamericano en Kabul, Karl Eikenberry. Aseguran ambos que los servicios de inteligencia del Pentágono creen que el terrorista por antonomasia sigue vivo y que su captura -y, por supuesto, eliminación- es vital para alcanzar la paz en el país centroasiático. «No creo que podamos derrotar a Al-Qaida hasta que él sea localizado o muerto», dijo ayer McChrystal en su comparecencia en el Senado. Añadió que la supervivencia de Bin Laden alienta el terrorismo y envalentona a los violentos del mundo. Millones de dólares, sofisticadas redes de espionaje, el Ejército mejor preparado y dotado del planeta, el apoyo de la OTAN y la implicación de todas las tropas paquistaníes en la zona tribal de Waziristán donde supuestamente se esconde, no han sido suficientes hasta ahora. Bin Laden sigue libre, como el mulá Omar, cabeza de los talibanes.
También la secretaria de Estado, Hillary Clinton, fue tajante sobre el problema, aunque se mostró menos que el general McChrystal. «Verdaderamente creo que es importante capturar o matar a Osama bin Laden y a otros terroristas, pero, por supuesto, se puede tener un progreso enorme si eso no se logra», afirmó Clinton en una entrevista difundida ayer por la cadena NBC.
Clinton, y el secretario de Defensa, Robert Gates, aparecieron juntos en los programas dominicales emitidos por las cadenas NBC, CBS y ABC, para explicar y defender la nueva estrategia militar en Afganistán delineada por el presidente de EE UU, Barack Obama, el martes pasado. La nueva estrategia, enfocada a promover la estabilidad de Afganistán y desarticular las redes terroristas que operan entre el país y Pakistán, incluye el envío adicional de 30.000 soldados.