Tolerancia sólo para lo ajeno
Actualizado: GuardarHace unas semanas la neutral Suiza adoptó por refendum restringir la construcción de minaretes, algo que a mucha gente le ha parecido correcto y apropiado, pero sólo si es otro país el que lo hace; si es España el que propone ese tipo de medidas enseguida a la gente le entra un escalofrío a la altura del cuello y su mente sólo piensa una cosa: ¿Seré considerado intolerante? Así las cosas, mientras en Suiza intentaban limitar la presencia de elementos religiosos históricamente ajenos a la cristiana suiza, en España el Gobierno promueve la retirada de crucifijos de los centros de enseñanza públicos.
Ciertamente no soy una persona con sensibilidades religiosas, pero no niego que mi cultura está influenciada por valores judeo-cristianos y que España, por muy aconfesional que pretenda ser, es un país católico. Si no, que me expliquen qué hace Su Majestad todos los años en la Pascua Militar, si es que este año no le prohíben acudir a esa celebración, no vaya a ser considerado una provocación intolerante.
Considero que el primer paso para conducir a un entendimiento global entre las diversas culturas que habitan nuestro planeta es reconocer las creencias que cado uno tiene, y no difuminar en la nada las que nos son propias para que las ajenas puedan desarrollarse en un ámbito de libertad. Arabia Saudí no consiente que en su territorio se construya ningún templo religioso que no se base en el Islam. Entonces, ¿qué hace Arabia Saudí financiando mezquitas como la de la M-30? ¿Es que acaso ser tolerante significa ceder siempre en una interrelación no equitativa? Si de eso se trata, sinceremente me considero un intolerante orgulloso.