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Ahora la Constitución es de todos, pero hubo una fecha de la Transición en que fue exclusiva. Una gran exclusiva periodística en aquel momento de cambios y novedades. Fue el semanario 'Cuadernos para el diálogo' el que tuvo la fortuna y el olfato de conseguir el borrador, gracias a los buenos oficios de Sol Gallego-Díaz, Federico Abascal y José Luis Martínez, que publicaron los primeros 39 artículos en el número 239, fechado el 26 de noviembre de 1977. Seguro que la exclusiva se obtuvo por las buenas conexiones de su director, ese hombre afable, listo y prudente que fue Pedro Altares. Se ha despedido de la vida justo en esta fecha de aniversario político y periodístico, como si no quisiera desprenderse de ese don de estar donde se debe estar y en el momento oportuno, como los grandes del oficio. Bajo el manto de Altares se cobijaron algunas de las mejores firmas en aquel momento: Luis Carandell, Estefanía, Prieto, Jose Luis e Ignacio Martínez. Tan importantes o más en la 'venta' de la democracia que los padres de la Constitución.

Como todo fluye y nada cambia, es curioso constatar que en ese número histórico que todavía conservo, el editorial se dedicaba a la televisión y que en él se pedía la salida de su entonces director general, Rafael Ansón. Bajo el título 'Por una televisión no camaleónica', se decía: «Muchas cosas tienen que cambiar en el país. Pero el fenómeno televisivo debe ser radicalmente transformado». Miramos por el retrovisor y pensamos qué largo ha sido el camino del cambio, y qué caliente sigue siendo el sillón del responsable de la televisión pública. Recoge también la revista un suelto en el que comenta la indignación de un periódico conservador por la actuación en la pequeña pantalla del cantante Luis Pastor, señalando «las abundantes muestras de 'marxistización' ofrecidas por TVE». Desde entonces estamos en la división de opiniones sobre todo lo que se mueve en el cuadrilátero catódico. Altares terminó cubriendo todos los medios y presentando informativos en la televisión, destilando en las ondas aquel perfume de 'Cuadernos' que nos ayudó a ser más libres desde la Transición.