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Sociedad

Negocio por los pelos

Un empresario español compra cabello por todo el mundo para hacer pelucas. Se llama Justino Delgado. Su alias: 'El Melenas'

ESTER REQUENA
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Las llaves de Justino Delgado abren cada día el mayor almacén de pelo humano que hay en Europa. «Y casi del mundo», puntualiza este pequeño gran hombre de poco más de metro y medio de altura al que en su pueblo segoviano de Campaspero todos llaman 'El Melenas'. Su empresa, situada en Carabanchel (Madrid), guarda a buen recaudo casi 80.000 kilos de cabello. Rubios, morenos, pelirrojos, canos... los tiene hasta de 120 centímetros de largo. Él los compra en cualquier rincón del globo, los prepara dándoles todos los mimos posibles y después los vende al por mayor a fábricas nacionales y extranjeras de pelucas, extensiones, bisoñés... El negocio va viento en popa a pesar de la crisis.

«Donde faltan garbanzos, ahí hay pelo». La frase de cabecera de Justino, de 69 años, le ha llevado al éxito. Y la fórmula mágica le sigue funcionando después de medio siglo al pie del cañón. Si en la década de los 70 fueron Castilla y Andalucía sus principales suministradores, ahora Indonesia, la India o China ocupan los primeros puestos del ranking, lo que confirma que la pobreza es buen caldo de cultivo para criar melenas.

España no entra en el 'top ten', aunque la crisis aprieta y cada vez más españoles le ponen precio a su cabellera. A su puerta llama una media de cinco personas a la semana. Antes sólo se acercaba una al mes. Aun así, lo suyo no suelen ser los tratos con particulares, «porque ellos sólo me pueden ofrecer 40 ó 50 kilos; yo necesito miles», recalca. Su mercancía proviene en su mayoría de peluquerías e intermediarios especializados, principalmente extranjeros que, como mínimo, le proporcionan dos o tres toneladas de pelo de una tacada. Sólo en un día pasan por sus manos más de mil kilos de pelo que luego darán vida a cualquier tipo de postizo 'made in Spain, USA o Germany'.

Pero, ¿cómo conseguir unos euros extra por los pelos? Como en cualquier negocio, siempre hay una pega. El pelo deber ser virgen, es decir, que no esté teñido, decolorado o permanentado. «A las españolas les encanta echarse cosas y estropeárselo», advierte el rey del mechón. Segundo requisito: 30 centímetros de largo como mínimo, una buena melena que supere ampliamente los hombros. A partir de ahí se habla de precio. El cheque oscila entre los 200 y 500 euros el kilo, aunque en casos especiales se puede llegar hasta los 1.000 euros. Cifra casi imposible de lograr en nuestro país. De una buena cabellera salen unos 200 gramos de media. El pelo más cotizado para pelucas es el europeo. «Es el mejor al ser más fino, pero también es el más caro; cada vez hay menos que se ajuste a nuestras exigencias». A Justino pocos le pueden tomar el pelo: «Soy el jefe de la banda».