Los opositores al régimen iraní mantienen la presión en las calles
Miles de jóvenes plantan cara a la represión y vuelven a tomar las principales ciudades con el líder supremo como nuevo blanco de sus protestas
Actualizado:La llama verde no se apaga en Irán. Ayer, miles de opositores volvieron a echarse a las calles ataviados con prendas de su ya emblemático color para plantar cara al régimen en las principales ciudades del país. Como se ha convertido en costumbre desde la polémica victoria en las urnas del presidente Mahmud Ahmadineyad el pasado 12 de junio, la oposición convirtió una fecha festiva para la república islámica en una oportunidad para mostrar su capacidad de supervivencia pese a la fuerte represión sufrida en los últimos seis meses en los que se ha ejecutado y encerrado a cientos de manifestantes.
El 16 de Azad, fecha del calendario persa que equivale al 7 de diciembre, es el Día del Estudiante, jornada en la que se recuerda la muerte de tres universitarios a manos de la Policía del sha. El suceso ocurrió en 1953, en las movilizaciones que se desataron tras el golpe de Estado promovido por la CIA contra el Gobierno de Mosadeq.
La noche del domingo volvieron a escucharse los gritos de «Dios es grande» y «muerte al dictador» desde las terrazas de las casas de la capital, tal y como ocurría durante la revolución de 1979 que derrocó al sha. El lunes a primera hora, pese a los cordones policiales, «la protesta más numerosa y mejor organizada desde la cita con las urnas», según las webs reformistas, se inició de forma simultánea en diferentes campus de todo el país. Fue también la manifestación más política y en la que no sólo se profirieron gritos contra Ahmadineyad, sino que el propio líder supremo, Alí Jamenéi, también fue el centro de las iras de los jóvenes que exigen un cambio en la actual política del país.
Las nuevas generaciones del Irán del siglo XXI se echaron a las calles para mostrar su enfado con las autoridades y se encontraron con una capital tomada por las fuerzas del orden. De uniforme y de paisano, policías, fuerzas especiales, guardias revolucionarios y sobre todo los Basij -las milicias islámicas-, tenían órdenes de evitar disturbios y no les tembló la mano a la hora de dispersar las concentraciones.
El estricto control informativo impidió una vez más la cobertura de estas manifestaciones por considerarlas «ilegales» y los escasos medios internacionales presentes en el país recibieron la orden de permanecer durante 48 horas en sus oficinas. Los medios locales, controlados por el Estado, apenas se hicieron eco de las protestas y se limitaron a destacar las movilizaciones a favor del régimen. Fueron de nuevo las redes sociales las que mostraron al mundo las palizas que se vivieron durante todo el día.
A través de Internet
Los relatos colgados en diferentes blogs hablan de una jornada de mucha tensión en la que los estudiantes tomaron la Universidad de Teherán. Según estas fuentes, en las calles se registraron un número de manifestantes similar al de otras jornadas de lucha, como el Día de Jerusalén o el del aniversario de la toma de la Embajada americana.
Las protestas volvieron a evidenciar que los opositores mantienen su pulso con el régimen. Mir Husein Musaví, el líder reformista derrotado en las urnas que encabeza el movimiento verde, colgó un comunicado en su web en el que señalaba directamente a las autoridades. «¿Si acalláis el 16 de Azad, que haréis luego con el 17 o con el 18?», cuestionaba en clara referencia a que las protestas no van a parar.