Imaginación y medios

Todo lo que hagamos es poco. Animar el consumo, hoy por hoy, no es una necesidad. Es una auténtica obligación. O movemos el dinero, o la crisis no quedará atrás nunca. El que pueda, claro. Los comerciantes de Cádiz lo están pasando mal por muchos factores. A la coyuntura mundial se le unen otros factores propiamente de aquí, como la elevadísima tasa de desempleo e incluso el clima, que no acaba de romper en frío y las ventas de la ropa de temporada apenas se están produciendo.

Es básico que los gaditanos, cada uno en la medida de sus posibilidades -insisto- hagan circular los euros. Digamos que es la obligación moral de cada cual.

La de los comerciantes, fundamentalmente, es la de ofrecer buenos productos a precios no abusivos. Pero dadas las circunstancias, tienen otra: la de atraer a la clientela con 'productos' no necesariamente tangibles. Y lo cierto es que, en ese sentido, las asociaciones de comerciantes gaditanos están respondiendo. La oferta cultural y de ocio de cara a las navidades tiene buena pinta, muy buena. Se trata de llenar las calles de gente. Y lo están logrando.

Las atracciones infantiles y los espectáculos serán una constante de aquí a Reyes, amén de otras actividades más propias de estas fechas, como concursos de villancicos o de belenes. Obviamente todo es mejorable, sobre todo con los medios necesarios. O lo que es lo mismo, con dinero. Que no es el caso. Lo importante es la imaginación, las ganas de hacer cosas. Y es justo reconocer que en ese sentido no hay nada que reprochar.

Porque al margen de lo puramente económico, de la necesidad urgente y vital de salir del boquete en el que estamos, ambientar el centro es también un guiño a la tradición. Una ayuda para crear un ambiente familiar, agradable, que invite a pasear por las calles con los niños. Todos los gaditanos tenemos recuerdos de la calle Ancha, de San Antonio, del Mentidero, de las tiendas de juguetes, del olor a castañas. Bajemos al centro en estos días. Merece la pena.