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Los talleres han aumentado considerablemente la carga de trabajo debido a que, cada vez, se apura más el uso del coche. :: ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

Un parque móvil de geriátrico

La Inspección Técnica de Vehículos cada vez rechaza más turismos que no cumplen con los requisitos mínimos exigidos Los conductores aguantan con sus viejos coches «hasta que pase la crisis»

SANDRA SALAZAR
CÁDIZ.Actualizado:

¿Una nueva letra que pagar? No, gracias. La crisis económica no deja hueco para los créditos personales o las ampliaciones de hipoteca. Al menos para los ciudadanos de a pie -la mayoría- que luchan cada día por tener un plato para comer en la mesa y llegar a final de mes de forma digna.

Por ello, comprar un nuevo vehículo se ha convertido en un lujo que no todos pueden permitirse. La solución pasa por los apaños para superar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) y, mientras la crisis continúa, el parque de vehículos de la provincia de Cádiz comienza a asemejarse más a un geriátrico de motores, chapa y pintura.

Si es cierto que los turismos más antiguos van dándose de baja como un goteo intermitente, la provincia cuenta aún con 51.362 automóviles matriculados antes del año 1989. De hace exactamente 20 años en la base de datos de la Dirección General de Tráfico constan un total de 4.878 turismos que continúan llenando las calles gaditanas.

Entre bajas y altas de vehículos el año clave es 2000. A partir de esta fecha, las cifras no registran grandes variaciones de descenso entre 2008 y 2009. Es decir, los ciudadanos cuyo coche ha celebrado este año su noveno cumpleaños, han decidido aguantar con ellos un poco más, hasta que la situación económica mejore.

La pegatina de la ITV

La DGT sólo registra en su base de datos 15.687 automóviles nuevos dados de alta en el año vigente en toda la provincia. El efecto colateral de este intento de los ciudadanos por mantener su viejo coche se traduce en un aumento de rechazos en las ITV que se niegan a dar el visto bueno a los coches que no están aptos para pasar con nota la revisión. Así, los frenos (25,4%), el motor (24,2%) y las luces (22,3%) son los problemas más frecuentes que se encuentran los conductores a la hora de obtener la nueva pegatina de la ITV. El resto se concentra en la dirección del automóvil, los neumáticos o la suspensión, y la carrocería.

La antigualla vuelve al taller, y una vez solucionados los problemas detectados por los operarios de la Inspección de Vehículos, y con el sobresaliente estampado en el parabrisas vuelve a pasearse como «carne de perro». Así lo define, Joaquín Macías, que acaba de pasar la ITV. «Este coche tiene 13 años pero aguanta como ninguno, tiene un motor de los antiguos, de los que pueden con todo, lo utilizo para cuando vamos al campo y ni un cuatro por cuatro puede con él», asegura.

Juan Domínguez, no está tan satisfecho con su coche pero es de lo que han tenido que conformarse. «Este coche es de tercera mano, a mí casi me lo regalaron, porque no sabían que hacer con él, y lleva casi cinco años sacándome del apuro hasta que puede permitirme comprar otro, aunque tiene ya 17 años», explica. Y es que Juan antes de acudir a la ITV, viajaba con el espejo retrovisor pegado con cinta aislante, la ventanilla derecha la había tenido que atascar para que se mantuviese cerrada, y el aire acondicionado no funcionaba por un problema de la refrigeración. El arreglo final le salió por más de 2.000 euros, pero insiste en que «comprar un coche ahora no está en mis posibilidades».

Herencia del abuelo

A Mercedes de Funes también le ha tocado conformarse, su coche era de su abuelo. «Apenas lo cojo, me da vergüenza, casi siempre lo tengo aparcado y cuando no tengo más remedio que sacarlo por motivos de trabajo pues me lo llevo, pero mis amigas se ríen de mí». Mercedes no tiene posibilidad económica de comprarse otro vehículos y el suyo puede ser de los más antiguos del parque móvil con más de 20 años. Pasar la ITV, se convierte en estos casos en todo un logro y en casi una sorpresa.

El Gerente Provincial de la ITV, José Antonio Roldán Morillo, aseguró sin embargo, que los efectos de la crisis se podrán plasmar aún más en las cifras a largo plazo. «La crisis se reflejará en dos o tres años, ahí será cuando realmente podrá verse que los ciudadanos han optado en esta época por aguantar con sus vehículos y han comprado menos», explica.