Perder es ganar

Los peloteros no dejan de sorprendernos con sus vueltas de tuerca para ser capaces de transformar una realidad que muestra todo lo contrario de lo que ellos postulan. El caso es que recientemente hemos asitido a sendos episodios de lo que es perder un partido y salir ¿fortalecidos? de semejante situación. El Real Madrid sucumbió por la mínima en el primero de esos dos partidos que idiotizan a medio país y que ya se proyectan hasta en salas de cine (¡cómo estará la cartelera!). Después de haber recibido palos de todos los colores, el bueno de Pellegrini tiene que estar flipando porque los suyos se dejan el liderato en manos de los culés y la prensa teñida de blanco se vuelca en elogios y concluye que jugando así no hay que perder la ilusión.

Pero bueno, ¿en qué quedamos?... Aunque algunos plumillas se empeñen en tomar a una amplia mayoría de sus lectores por tontos, sólo cabe una lectura y es que el segundo proyecto de Florentino Pérez ha salido trasquilado de los tres partidos importantes que ha disputado hasta la fecha (Sevilla, Milán y Barcelona) y si se mantiene a la estela del Barça es porque el grupo de Guardiola comienza a dar muestras de que la perfección es un estado que no resiste al desgaste de dos temporadas consecutivas.

El otro caso es -salvando la distancia de años luz que separa a ambas entidades- semejante desde la óptica jerezana. El equipo de Chapín, que apunta maneras de récord negativo en la historia de Primera División, no marca ni por decreto, pero claudica con la cara bien alta ante el Barcelona y le llueven elogios de todas partes, salvo de este lado de la bahía.

Es lo que tiene esta nueva modalidad de derrota en la que te quitan los puntos, pero no el orgullo y el coraje. El problema de estos maquilladores de la realidad metidos a periodistas es que sólo con esas dos virtudes no se ganan partidos ni títulos y tampoco se evitan descensos.