La deuda histórica ya es historia
CONSEJERO DE GOBERNACIÓN Actualizado: GuardarAndalucía ha puesto fin, definitivamente, a la deuda histórica. Una deuda que ya es historia. Y lo es gracias a los gobiernos socialistas de Felipe González, antes, y de José Luis Rodríguez Zapatero, ahora, que han sabido cumplir con nuestra tierra liquidando lo que, ni más ni menos, nos correspondía. Lo que era nuestro, lo que recoge el Estatuto y lo que con ahínco han defendido los gobiernos de Manuel Chaves, primero, y José Antonio Griñán, después. Pensando siempre en los intereses de los andaluces y las andaluzas.
Tras el acuerdo alcanzado ahora entre el Ministerio de Economía y Hacienda y la Junta de Andalucía, la deuda histórica se liquida conforme a los intereses de nuestra tierra y cumpliendo lo establecido en el Estatuto de Autonomía. Se ha hallado una buena fórmula para poner fin a la deuda: el traspaso de solares y de la gestión de Agesa, lo que permitirá a su vez desarrollar políticas de vivienda, sanitaria, educativas y sociales. Un acuerdo en el que ha primado, por encima de todo, la búsqueda del beneficio colectivo para los andaluces.
Pensando también en ese interés, y es de justicia recordarlo, Felipe González firmó el pago de un primer anticipo de 120 millones de euros (20.000 millones de pesetas) en 1996. Un pago, que también hay que recordarlo, el PP retrasó cuando llegó al Gobierno, liquidándolo con retraso y sólo después del sonoro escándalo público y la reacción de firmeza del Gobierno de Andalucía.
Ésa es la verdad. Ésos son los hechos de los que se olvida el señor Arenas cuando hoy habla de la deuda histórica con medias verdades (que pueden llegar a convertirse en grandes mentiras). Como también olvida los otros 300 millones de euros (50.000 millones de pesetas) que ha abonado a Andalucía el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en otro adelanto. En total 420 millones que hemos recibido los andaluces en dinero contante y sonante, que se sumarán ahora al traspaso de la titularidad de Agesa y solares para la construcción de 4.000 viviendas de VPO.
El suelo es un recurso con valor y esta liquidación en especie favorecerá el desarrollo del plan de promoción de vivienda pública: la Junta necesita suelo en algunas provincias (en otras ya se dispone de terrenos suficientes) para hacer posible una oferta inmobiliaria de calidad a precio asequible. La Empresa Pública del Suelo de Andalucía (EPSA) lo tenía que adquirir y esta negociación ha permitido allegar solares útiles e imprescindibles para dar respuesta a las demandas residenciales de la población andaluza. Este acuerdo que ha cerrado con acierto la consejera de Economía y Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, ha sido un buen acuerdo para nuestra Comunidad. A nadie escapa la situación de crisis económica por la que atravesamos y a nadie escapa tampoco la importancia de que en momentos como estos Andalucía cierre por fin el capítulo de su deuda histórica -cuantificada en 1.204 millones de euros- y que lo haga con suelo para 4.000 nuevas viviendas y con una sociedad que gestiona los activos de la Expo 92 y que obtiene beneficios.
Liquidar esta deuda era realmente importante para los intereses andaluces; por mandato estatutario y porque con ello cerramos una página que ha durado más de lo deseable. Entre los gobiernos de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, los gobiernos de Aznar, ocho años perdidos en los que el PP, con Arenas a la cabeza, no movió ni un solo dedo por saldar esta deuda. Tan sólo se limitó a ejecutar a regañadientes un pago que había dejado comprometido, firmado y sellado el anterior gobierno socialista. Después de eso nada, cero euros. Aznar metió esta reivindicación andaluza en un cajón y la dejó dormir el sueño de los justos. Dos legislaturas en las que el PP negó el pan y la sal a Andalucía y, por supuesto, la deuda histórica, que no existía para sus dirigentes nacionales -Rajoy llegó a decir que el Estado no debía nada a Andalucía- , ni para el propio Arenas. El mismo que hoy saca pecho por la deuda histórica y se rasga las vestiduras por el acuerdo al que se ha llegado para su liquidación definitiva olvida que cuando pudo, cuando estaba en el Gobierno, no hizo nada por ella. O sí, obviarla después de dinamitar y boicotear el acuerdo que habían alcanzado en 1996 los gobiernos socialistas central y autonómico.
El PP nunca ha creído en la deuda histórica, ni antes -ya lo demostró durante esos ocho años- ni ahora, cuando limita su respuesta a la sobreactuación, a hacer ruido y una vez más, a decir NO. No a un acuerdo que es bueno para Andalucía pero que Arenas se empeña en desprestigiar. El presidente del PP-A está instalado en la estrategia de oponerse a todo lo que es bueno para nuestra tierra; y piensa, además, movido sólo por intereses electoralistas, que cuanto peor le vaya a Andalucía, mejor para el PP.
Ése es el horizonte que marca Arenas, el del no y el de la nada. Un horizonte que no merece esta tierra de enormes potencialidades. Con una actitud tan negativa es imposible defender de verdad los intereses de nuestra Comunidad. Y los andaluces y las andaluzas lo saben, tienen además memoria histórica y saben que cuando Andalucía lo necesitó, Arenas nunca estuvo al lado de nuestra tierra.