Retirada de crucifijos
Actualizado:La cruz no es un símbolo de división, sino de amor; no transmite ningún mensaje de odio o enfrentamiento, precisamente todo lo contrario.
En las enseñanzas cristianas, Jesucristo murió en la cruz por redimir al género humano. Fue un acto supremo de entrega por amor, que habla bien a las claras del valor de las propias convicciones, incluso si estas te llevan a la muerte.
Quien no vea esto, o, peor, quien pretende escamotear el verdadero mensaje de la cruz no cuenta con la dificultad sobrehumana de la empresa. Dos mil años de presencia no se borran así como así, como tampoco se puede suprimir de un plumazo y por ley un símbolo de tan larga raigambre, que produce una ofensa radical a quienes se sienten identificados con él.
Decía San Pablo que la Cruz era un escándalo, y tenía razón. Se trata de un paso mas en esa malsana ingeniería social que la izquierda reconvertida quiere desplegar, para modelar al hombre convirtiéndolo en un ser del que se ha intentado borrar todo rastro de trascendencia. Hay que suponer un inquietante desarreglo moral interior en quien ordena retirar un Crucifijo porque le molesta, o argumenta que puede molestar, cuando todavía los presuntos aquejados no han dicho nada.
Tal desarreglo interior no es un buen indicativo de salud política, y mucho menos lo son las sospechosas metáforas fisiológicas que suelen acompañar las explicaciones. Conceptos tales como el de higiene democrática y términos parecidos revelan un malsano fondo de obsesión psíquica a la hora de cargar contra determinados símbolos, mientras otros gozan de la máxima tolerancia.
Que nos gobiernen individuos y ministras abortistas y anti-crucifijos es preocupante en cuanto al grado de obsesión mental que acarrea, y su desprecio a los más débiles.
Todo parece obedecer a una estrategia planificada, que explota en fechas clave, como éstas, a las puertas de la Navidad, que trae como símbolo supremo la mansedumbre y humildad de Cristo en un pobre portal.
Ahora tendrán que hablar bien alto los padres y los colegios. Cuando Cristo, muerto y maltrecho en el árbol de la cruz, que es árbol de amor, es capaz de generar tanto rencor, no puede pensarse que la salud mental de algunos atraviese sus mejores momentos.