Juan Vinuesa
Actualizado: GuardarTengo la impresión de que el itinerario que ha seguido en el camino de maduración humana y de formación profesional es el inverso al que suelen seguir muchos de sus colegas. En vez de acumular datos que lo alejaran de la realidad cotidiana, ha seleccionado minuciosamente las informaciones para acercarse a los problemas concretos que él debía resolver. En vez de ascender hacia los cielos de la especulación, ha preferido pisar la tierra polvorienta por la que transitan, trabajan, pelean y se aman sus conciudadanos.
Dilucidar si rompe los tópicos con los que caracterizamos a los profesores o si, por el contrario, los profundiza hasta descubrir sus significados, constituye una tarea difícil de realizar si no prestamos permanente atención a sus actitudes y si no analizamos detenidamente el sentido profundo de sus decisiones. Pienso que su valentía a la hora de encarar los retos vitales que se le presentan en cada encrucijada son las opuestas de los que sienten ansias de poder y deseos de ostentación. Cada uno de pasos es el resultado de un dilatado proceso de concienzuda reflexión, de insobornable autocrítica y de un continuado esfuerzo por interpretar el papel que le corresponde en el mundo en el que las circunstancias lo han situado.
Él, consciente de que sus cualidades no son adornos decorativos, reconoce que sus dotes intelectuales, su facilidad para relacionarse socialmente y sus valores éticos cumplen sus funciones en la medida en que proporcionan a sus conciudadanos un bienestar real y concreto. Está convencido de que la única manera de crecer humanamente es invirtiendo su tiempo, su ideas, sus sensaciones y sus sentimientos en las personas a las que trata, respeta y ama.