:: TEXTO: CARLOS BENITO :: FOTOGRAFÍA: GLEB GARANICH/REUTERS
Sociedad

Su primer uniforme

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La imagen tiene algo de escenografía pornográfica, de torpe preliminar en una película fetichista, pero al hombre desnudo no le esperan precisamente los placeres de la carne. Se trata de un recluta, y lo que tiene por delante es un año de servicio militar obligatorio en el Ejército ucraniano, siempre que las rigurosas doctoras del centro de formación de Oster le den el visto bueno. Parece que sí, que se lo están dando, aunque, si juzgamos por la foto, lo que más les interesa del aspirante es la parte superior, las facciones, los ojos. A lo mejor el chico tiene unos ojazos capaces de pacificar zonas en guerra.

La situación se puede contemplar desde otro punto de vista, olvidando por un momento al recluta -él seguirá ahí hasta nueva orden- y centrándonos en las dos supervisoras. Habrán tenido que superar muchas pruebas, habrán combinado los estudios de medicina con la disciplina castrense, pero no se puede negar que al final han conseguido un curro interesante: por su frío cubículo han desfilado, ataviados únicamente con unas sandalias, buena parte de los 19.500 reclutas incorporados este otoño al Ejército ucraniano. Las instalaciones de Oster son las más grandes de ese tipo en todo el territorio de la antigua URSS, así que nunca faltarán ojos que revisar.

Pero lo bueno se acaba. El Ministerio de Defensa ha anunciado que el año que viene será el último con reclutamiento forzoso. Ay, qué poco le ha faltado a nuestro soldadito para librarse de la mili, del examen médico y de enseñar el culo al mundo.