Fast Nuvél Cousín

Yo flipo con el País Vasco, no sé si en algún momento lo he dicho, pero de verdad que es una tierra de lujo, por su gente, por sus paisajes... y por su comida. Que me perdone mi madre incluso, pero como yo he comido en ese País Vasco no he comido en mi vida. Ese sibaritismo, ese arte para llenarse el estómago y el alma con alegría, con calidad, es que yo me quito el sombrero.

Pero resulta que ahora, la globalización es lo que tiene, a muchos bares les ha dado por hacer tapitas y platos al estilo Arguiñano mezclado con la 'nuvél cuisín', y yo no es por criticar, que buena voluntad igual tienen, pero te comes a veces unas cosas que se te hace una bola en el estómago que te tienes que tomar después un lebrillo de omeoprazol. Claro, la gente se pone a inventar mezclas sin conocimiento ninguno, venga un trozo de berenjena, un cacho de carne, cuatro hojas de perejil, un chorreón de pasta de vinagre balsámico, medio cubo de salsa por encima, y hala, a sacar platos para afuera... Y cuando te das cuenta te has pedido dos tapitas de nada y parece que te acabas de comer un pavo tú sola.

El toque chic de esta 'nuvél cuisín' de inspiración vasca a granel lo dan las salsas. Salsas que parecen hechas con hormigoneras, que sirven de pegamento, mejunjes precocinadísimos. Y venga mermelada por aquí, y venga Pedro Ximénez por allá, y esta la hacemos con yogur, y esta con nata y pimienta verde, y esta bechamel con un toque de almendras, todo muy creativo, pero todo basto hasta decir basta, gordo, muy moderno y muy mal hecho. Total que terminas -o no- y te dan ganas de irte para el cocinero y decirle: «¿Unas pijotitas me podrías freír, hijo?».