Siria descarta un atentado en la explosión de un autobús con tres muertos
JERUSALÉN. Actualizado: GuardarEl Gobierno sirio se apresuró ayer a descartar la posibilidad de un atentado terrorista como causa de la explosión de un autobús vacío procedente de Irán que se registró en la mañana de ayer en un suburbio de Damasco, en la que murieron tres personas. «En el resultado de las investigaciones no se ha encontrado indicio de que se trate de una acción terrorista», aseguraba el ministro de Interior, Said Sammour, que explicó el incidente relatando que «el autobús entró en una estación de servicio para que le inflaran uno de los neumáticos y el neumático estalló». Las víctimas, según confirmó, son el conductor del vehículo y dos empleados del taller.
Los argumentos oficiales contradecían las primeras informaciones difundidas en relación al siniestro, según las cuales la detonación estuvo acompañada de un fuerte olor a explosivos. Los hechos se producían además en el barrio de Saida Zainab -destino de peregrinos chiíes iraníes que acuden en busca de la mezquita del mismo nombre, levantada en honor a la nieta de Mahoma- y donde en 2008 ya se perpetró el peor atentado sufrido por Siria en tres décadas. En aquel ataque, que se atribuyó a un grupo integrista islámico vinculado con Al-Qaida, un coche bomba acabó con la vida de diecisiete personas e hirió a otras catorce.
Blindaje
La explosión coincidía también ayer con la visita en Damasco del consejero de Seguridad Nacional iraní y jefe negociador en los asuntos nucleares, Said Jalili.
Siria, blindada bajo un potente escudo militar y policial, no ha podido evitar desde el año 2006 una cadena de atentados en su territorio, que amenazan con dinamitar la imagen de estabilidad de un país que pelea por emerger del aislamiento internacional. El pasado año fue el más crítico, con el asesinato en febrero en Damasco del número dos de Hezbolá, Imad Mugniye, por el que la milicia chií ha jurado a Israel una venganza todavía pendiente. En agosto, un alto funcionario sirio de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) era también abatido a tiros en la ciudad costera de Tartus. Pocas semanas después la Embajada norteamericana fue blanco de un atentado en el que murieron cuatro civiles y catorce resultaron heridas.