'Mel' deberá decidir entre la cárcel o el exilio en Nicaragua

Únicamente un milagro salvaría a Manuel Zelaya de la cárcel o, en el mejor de los casos, del exilio. Tras su regreso a Tegucigalpa después del golpe militar, la euforia de los primeros días se evaporó y obligó al depuesto mandatario y a sus seguidores a poner los pies en la tierra. «Habría que esperar lo increíble», admitió Zelaya antes incluso de que el Congreso se posicionara contra su vuelta al poder.

Sin inmunidad parlamentaria y acusado de hasta 18 delitos, entre ellos de traición a la patria, desobediencia a órdenes judiciales, violación de los deberes de los funcionarios y abuso de autoridad, 'Mel' -apodado así por sus seguidores- continuará refugiado en la Embajada brasileña hasta que decida su futuro inmediato. Fuentes de su entorno adelantaron que aunque Brasilia le otorgara asilo diplomático, como había pedido Roberto Micheletti para zanjar el asunto hace semanas, Zelaya preferiría exiliarse en Nicaragua, donde fue acogido después del golpe.