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Xabi Alonso y Cazorla celebran un gol de la selección. :: REUTERS
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El desafío africano

«Nos lo jugamos todo», proclama el marfileño Didier Drogba en vísperas de la gala en Ciudad del Cabo; El sorteo de la fase final del primer Mundial en el continente negro abre hoy un camino entre la ilusión y el escepticismo

IGNACIO TYLKO
MADRID.Actualizado:

África late ante el sorteo de hoy, punto de partida hacia el Mundial de la pasión, el orgullo, los retos y las incertidumbres. El mundo fija su mirada en el continente negro en lugar de mirar hacia otro lado. Un triunfo a unos 190 días de que el balón ruede en el Soccer City de Soweto, máxima expresión de la oposición al 'apartheid' hasta la elección de Nelson Mandela en 1994. «Es la oportunidad de terminar con los prejuicios. Nos lo jugamos todo. La Copa del Mundo marcará un antes y un después». El marfileño Didier Drogba, estrella del Chelsea e icono universal, saluda un acontecimiento impensable hace apenas dos décadas en la Sudáfrica del horror.

Puro contraste en el arranque de un certamen fruto de la cabezonería del suizo Joseph Blatter. El presidente de la FIFA se empeñó en saldar una deuda histórica con los más desfavorecidos y dedicársela al gran líder del Congreso Nacional Africano cuando le visitó en su domicilio. «Tú eres el verdadero arquitecto de esta Copa Mundial. Tu presencia y tu compromiso la hicieron posible. El primer Mundial africano es una realidad».

El Centro Internacional de Convenciones de Ciudad del Cabo, listo para la 'lotería' tras más de 3.600 horas de mano de obra, rebosa simbolismo. Desde allí se divisa la Isla de Robben, donde Mandela sufrió 18 de sus 27 años encarcelado. Hoy, es un emblema de la libertad, declarado patrimonio de la humanidad.

A sus 91 años, el ex presidente sudafricano se dirigirá a la audiencia a través de vídeo. En el recuerdo, un oscuro pasado y el feliz 15 de mayo de 2004, cuando la nación de los 'Bafana' batió a Marruecos en la elección. Cuatro años antes, Alemania cercenó el sueño sudafricano por sólo un voto. Tras las bienvenidas del presidente sudafricano, Jacob Zuma, y de Blatter, la actriz local Charlize Theron, ganadora de un Oscar, se convertirá en la gran estrella de una gala donde también participarán, entre otros, David Beckham y el atleta etíope Haile Gebrselassie

Ilusión y escepticismo

Hoy se abre un camino entre la ilusión y el escepticismo sobre la capacidad organizativa de la primera potencia económica continental. Con los estadios ya al 95%, las preocupaciones giran en torno a la seguridad, el transporte y el alojamiento, amén de otras lacras como la prostitución y el sida.

Sudáfrica presenta una de las tasas de criminalidad más elevadas del mundo: unos 50 asesinatos diarios, casi 250.000 robos de coches y medio millón de violaciones al año. Hay miedo pese a las promesas gubernamentales y un plan de 100 millones de euros: 41.000 policías desplegados durante el torneo y los servicios de inteligencia y el Ejército movilizados en colaboración con la Interpol. 700 agentes por partido, una oficina de seguridad en las estaciones de trenes y policías en los vagones. Y tribunales especiales para juicios rápidos.

Las selecciones y los centros de prensa estarán blindados pero el Mundial es mucho más. Recientemente, dos pasajeros de la nueva red de autobuses de Johannesburgo -servicio especial para la Copa del Mundo- fueron tiroteados por la mafia de los taxis colectivos.

La red de transportes supone un quebradero de cabeza. ¿Cómo desplazarse en las nueve ciudades sede en un país que tiene tres veces y media la superficie de Alemania, organizador del último Mundial? El tráfico en las ciudades es caótico, las carreteras deficientes y la red ferroviaria, pobre. El avión, un lujo casi inalcanzable.

Difícil encontrar una habitación a menos de 80 euros por noche. Sudáfrica recibió más de 9,5 millones de turistas en 2008 y espera 450.000 en el Mundial. Sólo dispone de 200.000 habitaciones pese a que en los dos últimos años se han construido 25 hoteles, según el portavoz del Comité de Organización Local (LOC), Rich Mkhondo. Se utilizarán universidades y transatlánticos a modo de hoteles y algunos operadores turísticos propondrán paquetes con alojamientos en Isla Mauricio, a unas cuatro horas en avión. Reservado para los adinerados, como los safaris entre partido y partido.

Acampar en invierno

Tras el ensayo de la Copa Confederaciones, calificado por la FIFA con un notable (7,5), Blatter ya expresó sus miedos. «Los visitantes no pueden dormir en tiendas de campaña porque aquí es invierno, y deben ser trasladados a los estadios. Ése es el gran desafío», dijo. De momento, casi 2.500 millones de euros de inversión lavan la cara de un país en el que el Mundial ya ha creado 415.000 puestos de trabajo.

El reto merece la pena. Un grito de libertad en la tierra del arcoíris para esa población negra que siempre amó el fútbol y odió el rugby, símbolo de los 'afrikáner', pero fue capaz de volcarse en el Mundial de balón ovalado de 1995 y, junto a Mandela, entonar el himno blanco de los 'springboks' para ganar a Nueva Zelanda. Si aquello fue un milagro en un ambiente de guerra civil, el Mundial de fútbol desplegado tras el sorteo es una realidad.