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la opinión de hernández guerrero

La oportunidad

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ GUERRERO
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Hemos de reconocer que, aunque es cierto que los triunfos siempre vienen bien, el que logró el Cádiz el sábado pasado sobre el Celta ha ocurrido en un momento singularmente oportuno. Es posible que una tercera derrota consecutiva hubiera obligado a adoptar decisiones sobre el equipo técnico y sobre la plantilla que, a mi juicio, hubieran sido precipitadas y contraproducentes. Esta victoria ha servido, además, para comprobar cómo Diego Tristán y Bartolomew Ogbeche proporcionan al equipo una mayor eficacia ofensiva y, por lo tanto, un mayor equilibrio en el funcionamiento de las demás líneas. Los espectadores y, sobre todo, los jugadores adversarios estábamos convencidos de que, en cualquier momento, se podía aumentar los goles de los amarillos. Aunque reconozco que este triunfo ha servido para aliviar la presión de los futbolistas y de la afición, opino que deberíamos evitar que, como en ocasiones anteriores, pasemos a la euforia. Es natural que un triunfo nos produzca un intenso regocijo, pero hemos de procurar refrenarlo con el fin de evitar que el desbordamiento impulsivo nos imposibilite reconocer que los densos nubarrones aún no se han disipado y que la situación, a pesar de que se ha dado paso hacia arriba, sigue siendo delicada. Si la ansiedad ante el abismo del descenso puede angustiar a la afición y atenazar al equipo, la euforia prematura puede aflojar la tensión en unos momentos en los que aún queda un escarpado trayecto que recorrer para lograr el objetivo de la permanencia. Es cierto que el partido no fue tan brillante como los que el equipo jugó al comienzo de la temporada, pero sí fue más práctico y más eficaz. El Cádiz, sin perder la concentración, aguantó y ofreció la versión más pragmática de toda la temporada. Nos alegramos moderadamente porque la victoria alivia la situación y, sobre todo, porque la afortunada aparición de Diego Tristán nos mantiene abiertas todas las puertas a la esperanza. Insistimos nuevamente en que para crear afición hemos de creer en el equipo.