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Las caras de la vergüenza climática

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Una decena de líderes mundiales envejecidos y cariacontecidos reciben desde ayer a los viajeros que llegan al aeropuerto de Copenhague, la ciudad en la que a partir del próximo lunes se decidirá el futuro climático de un planeta que ya está hecho jirones. José Luis Rodríguez Zapatero con boca acongojada, Barack Obama y Nicolas Sarkozy mirando para otro lado, Angela Merkel y Gordon Brown con cara de póquer... Sus rostros son el último golpe de efecto publicitario de Greenpeace y tcktcktck.org. Junto a otros 'ancianos' mandatarios como Lula da Silva o Dmitri Medvédev, los hombres más poderosos de nuestra era, tal y como serían en 2020, aparecen en grandes anuncios con los que los ecologistas han plagado el aeródromo del suburbio danés de Kastrup.

Del «Yes we can» al «I'm sorry». Los miles de asistentes a la Cumbre de Copenhague recibirán las disculpas de los responsables del planeta: «Lo siento. Podríamos haber detenido un cambio climático catastrófico... No lo hicimos». Greenpeace pone sobre la mesa una fecha como ultimátum: 2015, año en el que las emisiones de CO2 a la atmósfera deben empezar a descender desde su pico máximo. O el legado de Zapatero, Obama, Merkel y Brown será de «hambrunas, migraciones masivas y miseria por el cambio climático», auguran.

Los datos también hablan. En pulmones como las selvas del Amazonas o del Congo Basin se desforestan cada año hasta 1,8 millones de hectáreas. La desaparición de glaciares y casquetes polares puede suponer un aumento de casi un metro del nivel del mar este siglo, según la revista especializada 'Science'. Unas 450.000 especies de animales y plantas están amenazadas en todo el mundo por el cambio climático. Y los que pueden evitar que todo eso suceda ya están retratados en Copenhague.