Alex Salmond, durante la conferencia de prensa de ayer :: REUTERS
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Salmond otea una nueva Escocia

El ministro principal quiere convocar un referéndum de independencia en 2010

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El ministro principal de Escocia, Alex Salmond, presentará en los primeros días de enero en el Parlamento de Edimburgo el proyecto de ley para la celebración en 2010 de un referéndum sobre la independencia de la nación y ofrecerá a la oposición un diálogo con el fin de alcanzar un acuerdo en torno a la formulación exacta de la pregunta. El proyecto de ley incluirá, por el momento, una pregunta con dos opciones: mantener la autonomía con sus competencias actuales o autorizar al Ejecutivo del Partido Nacional Escocés (SNP) para que inicie negociaciones con Londres con el fin de lograr la independencia.

Pero la pregunta del referéndum, si finalmente se celebra, incluirá otras dos cuestiones que contendrán tres opciones. La primera planteará si los consultados quieren mantener la autonomía actual o aumentarla. Si la segunda opción ha ganado, la otra pregunta tendrá una formulación para elegir entre un mayor grado de autonomía o la completa independencia.

Salmond recordó ayer sobre el resultado de esta segunda opción que tiene el mismo criterio que el ex primer ministro laborista británico Harold Wilson, a quien citó: «En un referéndum, una ventaja de un voto es una victoria». Y apuntó que en la tradición del Reino Unido ningún referéndum ha tenido fuerza legal, pero sí una legitimidad que no se puede contestar.

Ese tipo de consulta se inspira en la que, en 1997, estableció la actual autonomía. Entonces, los escoceses respondieron también a dos preguntas con tres opciones. La primera cuestión les planteaba si querían o no la creación de un Parlamento autonómico. Como el 'sí' ganó, de forma aplastante, se contaron los votos de la segunda pregunta. Ésta ofrecía la opción entre una Asamblea sin poder para modificar los impuestos o con la capacidad de aumentarlos o reducirlos en un 3%. En esta pregunta también hubo mayoría para los partidarios de los máximos poderes fiscales.

Precedentes

A Salmond se le preguntó por lo que ocurriría en el caso de que la independencia fuese rechazada, como parecen indicar los sondeos, que en las últimas semanas recogían que sólo un tercio de la población la desea. El ministro principal nacionalista invocó de nuevo los precedentes. En 1979, la opción de la autonomía fue derrotada en una consulta que exigía un mayoría amplia de sufragios. Pero, en 1997, se volvió a plantear la misma pregunta, sin requisitos de mayorías suficientes, y fue aprobada. «Como ocurrió entonces -manifestó- no se podría celebrar otro referéndum sobre la independencia en una generación».

El diálogo con la oposición forma parte de la estrategia de Salmond para hacer posible la celebración de la consulta y al mismo tiempo situarse en una posición optimista en la carrera hacia las elecciones autonómicas de 2011. La razón de esas conversaciones es que no está clara la opción preferida por los partidos de la oposición, que tienen mayoría en Edimburgo si votan unidos.

Diferentes comisiones, oficiales y semioficiales, han propuesto reformas al actual sistema. Y el resultado es que la alternativa de mayor autonomía, pero sin independencia, se ha transformado también en una elección entre dos opciones. La primera es una 'autonomía completa', que el Libro Blanco define con rasgos de la vasca o catalana. La segunda es la transferencia de poderes más limitados.

Salmond espera que el Partido Liberaldemócrata, que se opone a la independencia pero es favorable a que la población escocesa decida, pueda llegar a un acuerdo sobre la redacción exacta de la segunda pregunta del referéndum. Si alcanza ese pacto y el apoyo más sencillo de dos diputados Verdes, el proyecto de ley podría ser aprobado y habría referéndum.

Si no hay acuerdo, los tres partidos probritánicos bloquearían la consulta y Salmond podría disolver el Parlamento y convocar comicios con la confianza de que los sondeos le permitirán afrontar una campaña electoral con el viento a favor.