Aire
Actualizado: GuardarComo diría José Mercé, «aire, aire, deja la puerta abierta a la alegría de la casa». Como el que está buceando y sale a lo justo para coger una bocanada de aire, eso fue el partido y el triunfo del sábado. La hora no era la suya, yo no sé a quién se le ocurren estos inventos. Aquí nadie hace nada por fuerza y menos comerse dos tapitas a la prisa y corriendo. Por eso en el caminar de la gente que iba para el estadio, se notaba cierta desgana, como el que va a una cita que no le apetece lo más mínimo pero a la que no puede faltar, a un velatorio. El que diga que el fútbol es un espectáculo es que no es hincha del Cádiz. Pero mira tú por dónde una tarde que se me antojaba de ardentías y sofocones, me regaló unas sorpresitas. Y fíjense que la cosa no empezó muy bien, pues en las escaleras del estadio saludé a De La Cuesta, Fleurquin y Raúl López que al preguntarles el porqué no jugaban, los tres me contestaron, un «¡no sé!» que me dejaron mosqueado. Entonces me quedé helado al ver que el Cádiz salía con dos delanteros. Pensé que al entrenador le había caído muy bien el chupito del postre. Y encima uno era Diego. Qué quieren que les diga, me alegró la tarde. Ese hombre no estará para correr los cien metros lisos, pero tiene algo especial, cada chispazo vale su peso en oro. Y el Cádiz lo notó, al cuarto de hora nos llaman por teléfono desde Tarragona incrédulos por el resultado, dos a cero. No es que el Cádiz jugará ‘pá matarse’, pero en quince minutos había hecho muchísimo más que en los tres últimos partidos. Es sabido que todos jugamos a ser entrenadores y cada cual tiene su alineación perfecta, pero pedir que se saquen a los mejores no es descabellado. Muchos pensamos que si se sacan a Nano, Diego, Silva y a Bartolo por delante el equipo sería más ofensivo, daría más sensación de peligro. Sé que al míster le gusta mucho todo lo que sea el trabajo defensivo, la seriedad. Por eso le pido que todos los domingos antes de hacer la alineación se beba una copita, se vuelva loco y saque a Diego que quiera o no le da otro aire a la cosa.