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Toros en la viña

| LA CASAPUERTA Actualizado: Guardar
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El barrio de La Viña se ha convertido, en estos últimos veinte años, en un barrio de referencia gracias al carácter alegre, ingenioso y cosmopolita de sus vecinos que, pasándose la crisis por... la montanera, se reinventan continuamente estimulados por un misterioso elixir que sólo ellos y los duendes caleteros conocen. Elixir que elaboran en los laboratorios marinos los erizos, los cangrejos moros, las caballas y las mojarritas. Ignoro las propiedades que posee el misterioso brebaje oceánico; lo cierto y verídico es que a los viñeros les estimula, les da vida y les llena de felicidad. A pesar de sus muchos problemas sin resolver como viejos lobos de mar, sacan pecho y avante claro contra vientos y mareas. En los momentos más difíciles y de crisis es cuando el elixir caletero actúa e inmediatamente hace efecto.

Por arte de magia, se pone el duende en marcha y las mentes pensantes de los pescadores, mariscadores, taberneros y vecinos en general, en un alarde colectivo sacan a la calle su filosofía innata y profunda y... hasta los sanfermines corren por sus calles delante de sus narices con toros de verdad, despertando y levantando la quintaesencia de la gracia y del arte popular porque por su trascendencia ha dado la vuelta al mundo. «Yo estaba limpiando mi casa puerta y de repente me encontré con un toro como un camión de grande», «con la de toros que me cruzo tó los días», «se vende carne de toro», «el segundo es mi marío y el tercero el tuyo». Y... Joselito Rebujina, en plena calle La Palma, con su capote de torero haciendo una faena al morlaco del aguardiente. ¿Dónde pasa esto? Sólo en Cádiz. Cada cual es libre de hacer sus propias conclusiones, con al mano en el corazón, La Viña le ha dado a nuestra ciudad una publicidad muy gratificante.